Champions

Éric y el gol

21 octubre , 2010

Los instantes más genuinamente dramáticos del partido llegaron de la mano de Abidal: el gran Éric, el hombre que marca un tanto cada 125 partidos, el hombre que aún no ha celebrado tanto alguno de azulgrana, chutó a puerta. Y lo hizo -atención- en dos ocasiones.
Ambos disparos se convirtieron en desafíos cósmicos, instantes de trascedencia histórica. No era un balón lo que volaba hacia la portería, era el último espermatozoide del centenario Abraham volando rumbo a Sara, la Pinta, la Niña y la Santa María, el Apolo XI… El primero, durísimo, fue rechazado por un defensa cruel. El segundo, fallido, lo recogió Messi para cerrar el partido contra un dignísimo rival. Y Éric se quedó sin el gol que prometió para la final de Champions del pasado año, sin el gol que prometió celebrar con tres vueltas al campo. Esta tensa espera, esta prolongada y milenaria búsqueda, está siendo extraordinariamente divirtienda. Mucho mejor que no marcara ayer.
Luego está lo de Villa. Desde que quedó ungido como asesino oficial del equipo, ha adoptado los hábitos de Agnes Gonxhe Bojaxhiu. Consuélense: el leopardo es el más peligroso de los felinos a pesar de que también es el que más falla. El siete del Barça está sólo jugando al trasvestismo emocional, a la transmigración anímica para tratar de comprender al melancólico Kodro.
Y mientras todo ello ilumina las noches en el Camp Nou, Raúl quiere batir a Muller. Lo conseguirá sin duda, aunque tenga que vivir 104 años y jugar en equipos húngaros que juegan la ronda previa. Y para entonces, Messi habrá duplicado esa marca.
El gol, qué capricho, qué risa, qué dramático.

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