Champions

El enemigo

22 mayo , 2011

«Era un cuerpo capaz de desarrollar una enorme fuerza, un cuerpo cruel».

El Gran Gatsby, F. Scott Fizgerald
Cuando esperaba a su primer vástago, Rooney frecuentó a una prostituta. Mientras engañaba a su mujer, a la que conoció en el instituto, Rooney daba propinas de 200 libras al mozo del hotel que le subía el tabaco. Cuando se casó, hubo una pelea multitudinaria entre su familia y la de su novia. Cuando se pone poético, Rooney insulta a las cámaras, a la afición rival y al mundo entero.
Rooney es el paradigma del genuino white trash que se produce en agunos suburbios británicos. Rooney se crió a las afueras de Liverpool, hijo de un padre en paro y de una camarera. Rooney imitaba a papá, profesor de boxeo; Rooney se rompió varias veces la nariz. Rooney es carne de pub. Rooney es carne de caravana. Rooney y su cuello de búfalo no quedaron lejos de protagonizar Trainspotting.

Ante la final de 2009, era el jugador que más preocupaba a Guardiola. Rooney chuta. Rooney asiste. Rooney muerde. Rooney no ha olvidado el baile de 2009, cuando hasta Puyol participó del rondo. A pesar de su formidable poder autodestructivo -y tal vez gracias a él- Rooney es un monumento al fútbol, el gran crack de las Islas Británicas. Pero sobre todo, Rooney es el último enemigo.

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