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Nuñismo para adolescentes (y III)

16 abril , 2014

Siempre es comprometido para un periodista que vive en Barcelona y paga hipoteca tratar de explicar ese movimiento folklórico que es el nuñismo. Entenderán, pues, que en esta noche fúnebre zanje esta espinosa serie.

El nuñismo, queridos barcelonistas imberbes, es meter goles a la salida de un córner. El nuñismo es que dos capitanes y el que debe serlo muy pronto estén radicalmente enfrentados al niño bonito de la directiva que aspira a presidir el club. El nuñismo es un entrenador con menos fuerza que el utillero de Cruyff. El nuñismo es tener al mejor de la historia cobrando menos que tíos como Neymar, Eto’o, Ibra, Cristiano o Rooney. El nuñismo es decir «que llegue la prórroga, que a lo mejor ellos están cansados».

El nuñismo es reivindicar la Champions de juveniles para justificar un año horrendo. El nuñismo es poner las palabras serenidad y reflexión en las portadas igual que algunos sátrapas ponen soldados a las puertas del palacio presidencial. El nuñismo es no hacer ocasiones y no merecer ninguna suerte distinta a la derrota. El nuñismo es tener a Rexach en catalán y a Salinas en castellano. El nuñismo es tener presidentes a los que nadie ha votado. El nuñismo es ver una derrota en una final contra La Banda y saber que no puede haber nada más sano para el club.

El nuñismo es un secretario técnico que sólo ficha en el PC Fútbol 2.0, cuando Biagini y Shearer la rompían. El nuñismo es que Iniesta implore, en la víspera, que sea cual sea el resultado haya renovación. El nuñismo es la titularidad por decreto de un futbolista que juega con pasamontañas los cinco meses decisivos de cada temporada. El nuñismo es ver a una yegua desbocada y pensar «te mereces ese golazo». El nuñismo es confundir la coleta de Pinto con la crisis institucional del club. El nuñismo es pedir no sé qué fuera de juego en no sé qué gol de no sé qué tío. El nuñismo es culpar a jueces, fiscales, reyes y ex directores generales de la Asociación Española de la Carretera de la propia incompetencia.

El nuñismo son las peñas y el nuñismo es Qatar. El nuñismo es arriesgar el futuro de la entidad a una reforma del estadio de 600 millones. El nuñismo es saber que no mereces nada mejor y que el día que ganes será con un gol de Alexanko con los tacos. El nuñismo es ver la permanente de Pepe y saber que a lo mejor se la ha hecho un peluquero amigo. 

El nuñismo es no sufrir en las derrotas, porque el nuñismo, en definitiva, es no amar el fútbol. 

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