Liga

La ley de Vermaelen

30 agosto , 2015

Cuentan que si un futbolero padece un brote salvaje de alopecia, se tatúa la cabra de la legión en las nalgas y dice tres veces ante el espejo «Cristiano es Dios», se vuelve un perfecto imbécil aficionado a los números. Y eso me temo, es lo que nos ha ocurrido durabte esta luna llena. Este cavernícola ha creído que era un buen plan comprobar, con números, la importancia de ganar 1-0. Dicho de otra forma, hemos buscado la forma de que la estadística aplauda con las orejas las dos sufridas victorias que acumulamos esta temporada. Y mirando sólo en la última década creemos haberlo logrado: hemos dado con una ley que en toda justicia denominaremos la Ley de Vermaelen.

En las últimas diez temporadas, el Barça ha disputado en Liga una media de 17 partidos por temporada (el 44%) con resultado ajustado: ganando de un gol, empatando, o perdiendo de un gol. Casi uno de cada dos partidos. El resto son victorias fáciles ante gente infame o derrotas claras ante rivales superiores. Al final de la temporada, cuando uno se pregunta cuándo se le escapó el título, no le aparecen las palizas en su disco duro, sino los días que fue de aquella ocasión fallada de Eto’o o ese indigno marcaje de Thuram a Tamudo. Partidos que se decidieron a cara o cruz son los que separan a los campeones de los derrotados.

Aparten de ustedes la idea de que en los años de mejor fútbol cayó el número de partidos igualados. El primer año de Guardiola fueron la mitad, 19, y nunca en la última década hubo menos que la pasada temporada, cuando sólo hubo 14 partidos en que un gol en el descuento lo cambiaba todo. Los números demuestran (oh, sorpresa) que cuando mejor se las apaña el Barça en los partidos ajustados acaba llevándose el título. De hecho, existe una cifra mágica: cuando el Barça se lleva de media más de 1,5 puntos en esos partidos, es campeón. Dicho en otras palabras, cuando el Barça gana por un gol más partidos de los que empata, la Liga es suya. Y cuando queda por debajo de esa proporción, experimenta lo que ha vivido La Banda en seis de las últimas siete temporadas: ceniza, pataleo, derrota y miseria.

En efecto, el peor campeón de esta década mágica culer ha sido el Barça de Rijkaard de la 2005-06, cuando obtuvo 28 puntos en 18 partidos difíciles, a razón de 1,55 por partido. Acumuló siete victorias apuradas por siete empates y cuatro derrotas. Cuando hay más empates que victorias en estos partidos a cara de perro, kaput. ¿Y hay alguna excepción a la norma? Claro, cojones: el fútbol es inmisericorde con los calvos repelentes y en la 2013-14 el Barça ganó de un gol más partidos de los que empató pero eso sólo le sirvió para llegar con opciones a la última jornada.

Sé que ustedes no merecen esto y que se les antojaba felicitarse por tener en el equipo a un Erasmus capaz de las proezas más insensatas y a un uruguayo feliz de pegarse durante 90 minutos con los cuatro tíos de una defensa para ver cómo el que se pira lesionado es Weligton. Mis disculpas. En cualquier caso, valoren estos 1-0: nada nos reconcilia más con el auténtico sabor del fútbol y nada nos acerca tanto a la victoria final.

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