Blanco impoluto

Teresa ‘League’

27 mayo , 2016

La Banda, estamos de acuerdo, es el antagonista por excelencia del mejor club del planeta, del que mejor toca el balón, de la cuna de los más grandes peloteros de la historia. Esa etiqueta de enemigo oficial del Barça le impedía conformarse con ser un equipo de ganadores leñeros, con una afición entrañablemente tosca y una cúpula de una oscuridad digna de La Torre Negra. No, es La Banda y eso tenía que ir acompañado de poderes sobrenaturales: un escudo que gana finales y una potra en los sorteos que da para llamar a la Fiscalía.

Así llegamos al temido 28 de mayo, viendo al gran rival con posibilidades de ganar el mayor título del planeta. El mayor con diferencia y lo tiene sólo a 90 minutos. En el año del descarado apuñalamiento a Benítez,del 0-4 en el Bernabéu con La Bestia en el banquillo, en el año de Cheryshev, ahí está la alegre muchachada del Tito Flo dispuesta a ganar su segunda Champions de la era Messi. Y lo hace sorprendiéndonos, una vez más, con sus estrambóticas maneras. Si el Chelsea de Bosingwa se convirtió en 2012 en el peor conjunto al que se ha visto alzar ese trofeo (por encima incluso del horror del Liverpool de 2005), esta Banda reclama para sí otro galardón: el de ganar la Liga de Campeones sin haber jugado contra nadie (a excepción del finalista que se encontrará este sábado).

En efecto, los Rematadores de Córners se han enfrentado en la primera fase al segundo de Ucrania, al campeón de Francia y al quinto de Suecia. Ya en las eliminatorias, el festival fue a más: el tercero de Italia, el octavo de Alemania y el cuarto de Inglaterra. Todo ello para encontrarse en la final al tercero de España, que sí es un equipo terrorífico como debería ocurrir siempre en esta competición. Ya nos hemos detenido a menudo en glosar las virtudes del cholismo, no insistiremos, baste sólamente decir que dejó por el camino al campeón de Holanda, al mejor equipo del planeta y al Bayern.

Así, en rigor, podría decirse que lo que se juega mañana es la final del Teresa League. Teresa, porque es el Teresa Herrera lo que ha disputado La Banda para llegar hasta aquí;  League, porque es la darwiniana Champions la competición que disputó el Atlético.

Alguien podría preguntarnos: ¿si La Banda es tan cutre, de qué tenéis miedo?

Pues oiga, con el balón de por medio esta Banda no da ningún miedo. Es una santa infamia mal avenida y poco armónica. Pero claro, es el Madrid y es Europa y ahí juegan la hechicería y mierdas que no podemos ver y a las que no les podemos hacer un caño. Para más inri, enfrente estará un Atlético portentoso pero traumatizado, que perdió sus dos primeras finales de la forma más cruel que pueda imaginarse. En efecto, aún arrastran la cosa del Pupas, y en una final, donde la cabeza y la convicción es tan importante, ese lastre puede ser fatal.

Por nuestra parte, les comunicamos que esta Caverna se va de boda y seguirá el drama en modo extremo #sibeusnotwittegis. Con la lucidez de la borrachera, recordaré que este nuestro no es un deporte justo, en el que jamás hay que confiar en la lógica y donde, además, a veces se encuentran en el partido decisivo los equipos de ciudades donde los feligreses se dividen entre la parroquia de Jesús el Rico y la de Jesús el Pobre. ¿Qué querría el Nazareno?, pensaré, desde las brumas del gintónic. Diría algo insondable y frustrante para los que buscamos consuelo como que los últimos serán los primeros. Pero a continuación se giraría para, en un indignado susurro, preguntarle a un apóstol que quién cojones permitió que la tal Teresa se colara en un día así.

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