Cavernícola

  • Los nunca vistos (XV): Diego M.

    Eran las 80, una época de fútbol triste, Naranjitos, Recopas, nuñismo creciente, Carrascos y Calderés. A pesar de todo, en algún momento abandonamos el pilla-pilla, los cochecitos y el escondite y...

  • El Tema

    Qué hermosa semana nos ha deparado el fútbol para explicar el conflicto político que vive Catalunya y la ruina moral que corre al Barça. El domingo, mientras una caterva de chavalotes...

  • Nueve

    «En cualquier caso, entraron por puertas distintas, y tan pronto como estuvieron dentro, ¡bam! Una maraña de serpientes de cascabel los atacó como el rayo. Dentro del coche encontramos nueve enormes...

  • Ocho

    Entiendo que le quisimos desde el día que oímos su nombre: Hristo Stoichkov. Uno lo escuchaba y sentía lo que en otra era experimentaban los coetáneos de Atila al oír esas...

  • Leo

    Aprovechando el parón de las selecciones he sido padre. Disculpen la brusquedad y las palabras malsonantes, pero así ha sido. Tras un embarazo de 41 semanas y un parto de 37...

  • Querer a Milner

    Hay días malos, pésimos, horrendos y días en que  las 20.45 horas te pillan en la carretera. Días en que el locutor ríe en RAC1, porque como le ocurrió al padre...

  • El número negro

    Bastaría con decir que el siete es el número que lució Alfonso Pérez en el Camp Nou. Que el pobre Pedro no es ni la sombra de sí mismo desde que...

  • La estrella y el groupie

    No hay nada que rejuvenezca tanto, ni tan súbitamente, ni de una manera tan inapelable como el encuentro con un crack. Cuando en nuestra vida real aparece el héroe, insólito y en...

  • La caricia

      No hay niño en el mundo que no haya sentido la fascinación de los disparos con efecto. Es sencillo detectarles. Les verán ensimismados en el parque, ante una portería, a...

  • Laporta: nos perdió la estética

    Los más antiguos del lugar saben que en este foro renegamos durante años de Johnny LaPotra, nombre que adjudicamos a aquel presidente valiente, excesivo, brillante y vanidoso, y atribuimos a otros los éxitos...

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