Amundssen-Scott

La carrera del siglo (V): ¿Escopeta o gramática?

1 marzo , 2013

Con todos ustedes, el Clásico más descafeinado del año. En una competición que tiene campeón desde hace un par de meses, y que además, como habrán comprobado en los últimos días, es infinitamente menos importante que la Copa. Honestamente, de todos los duelos a vida o muerte que en los últimos años han enfrentado al Barça con La Banda ninguno llegó tan falto de adrenalina.

Uno se pregunta cómo afrontar esta visita al Averno y se acuerda de sus amigos, los noruegos e ingleses que en 1912 se batieron a muerte por llegar al Polo. Ocurrió que meses antes de empezar la definitiva marcha hacia el Sur, marineros ingleses se encontraron con el barco de los noruegos. Unos y otros se quedaron de piedra. En la cubierta del Fram, un tripulante se asustó al ver a esos extraños en el confín del mundo y cuentan que corrió a coger una escopeta. Nórdico como era, cogió también una gramática inglesa; al ver que venían desarmados, dejó el rifle y les esperó con el libraco.

¿Qué harían ustedes, pues? ¿Darle oportunidades a ese pobre Sergi Roberto, a Deulofeu, a Montoya y Bartra? No lo sueñen. Tito y Roura ya saben qué clase de prensa afín tienen en Barcelona y que nadie les perdonará otra derrota. Saben que el sol saldrá en nuestro mundo si La Banda palma en Manchester, y que todo lo que puedan hacer ayuda en ese objetivo -jugar a tope, ganar, aflorar debilidades y dudas en el rival-.

Ante todo, saben que el rival siguen siendo los mismos Quincazos que han hecho de la antideportividad un arte en los últimos años, gente que tiene la cobertura mediática más extrema que pueda imaginarse, hasta el punto que uno repasa fragmentos de las retransmisiones del 1-3 del martes y los posteriores análisis y piensa que aquello fue un 0-8, una masacre. La Banda ha ganado una Liga, una Copa y una Supercopa en los últimos años con el equipo más caro y feísta que ha podido concebir el rey del feísmo. El Barça logró 14, incluyendo tres Champions, con un fútbol caudaloso, con gente de la cantera, sin salir cada semana en las páginas de Sucesos, pero se le trata como a un hatajo de impostores.

En ese vestuario campeón no hay dudas, no teman. Llevan tres días acariciando sus rifles.

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