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El ejemplo Calderé

27 mayo , 2013

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Calvo, melenas y bigote. Ramon Maria Calderé fue un centrocampista peleón del Barça entre 1984 y 1988. Fue el autor, en 1987, del último gol anotado por la Selección Española absoluta en el Camp Nou. En el Mundial de Maradona, el de México 86, dio positivo por un jarabe para la tos. Como entrenador ha sido célebre por sus trifulcas con los árbitros ahí donde ha pasado. No es raro: fue víctima del famoso atraco de Japón Sevilla al Sant Andreu en 1992, cuando fue expulsado por simular este penalti. El fútbol era fútbol.

Pero no hablamos hoy de Calderé para homenajear el look Ángeles del Infierno. Lo hacemos porque a pesar de sus cuatro títulos como jugador, ha quedado para la posteridad como arquetipo de jugador que tarda en subir al primer equipo. Debutó por fin en el Camp Nou con 25 añitos, a pesar de que se había estrenado en Primera con el Valladolid con 21. Tras ese debut, se pasó tres años en el Barça Athletic. Fue Venables quien finalmente apostó por él.

Rescatamos hoy a Calderé, a ese volante de cuando el fútbol era fútbol, porque hay montada una escandalera importante y continuada a raíz de las suplencias de Bartra este año. En este foro desconocemos si realmente en el vestuario son las vacas sagradas quienes hacen las alineaciones. Ignoramos los méritos de cada cual en los entrenamientos. Algunos lo insinúan. Pero no les puedo asegurar que eso esté ocurriendo.

Lo que sí puedo explicarles es una conversación que Txiki Begiristain mantuvo en un círculo reducido al abandonar el club. Hablando de las promesas del Barça B, se le oyó decir lo siguiente: «Ahora parece que todos valgan. Y no». Así de crudo y así de cierto. Es verdad que se han sucedido Xavi e Iniesta y Messi y Busquets y Pedro y esto ya parece fácil. Pero no lo es. Llegar a la elite es rarísimo, destacar en la elite es un milagro. Pero nos hemos convencido de que Thiago es más o menos como Maradona, Sergi Roberto igualito a Lampard, Montoya mejora a Cafú, Bartra deja pequeño a Beckenbauer, Deulofeu es mejor que Cristiano y Samper supera a Guardiola. Para más inri, la gozosa culerada dedica sus fines de semana a la contemplación de las orgías de goles que emite Barça TV de alevines, prealevines y otras perversiones. Y a lo mejor nos hemos confundido.

A todos nos gusta que se apueste por la cantera, soñar con el Redentor que llega, pero seamos realistas: subir al primer equipo era difícil en 1984, imagínense ahora. Puede que como afición necesitemos volver a la normalidad. Tal vez no haga falta que nos dejemos bigote, pero estaría bien que dejáramos que el fútbol volviera a ser fútbol.

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