El mito

La belleza en el Wanda

25 noviembre , 2018

Pues como la inteligencia militar, ya saben. Qué desespero y qué negación de la vida el planteamiento de Simeone, con esa plantilla, con esos futbolistas. Qué asombroso ver al estadio vibrando como si lo que salía de sus fogones fuera otra cosa que chorreantes patatas refreídas e hipercalóricas. Ustedes me perdonarán que ponga el ojo en el rival justo el día en que Valverde incurrió en esa gran mierda de salir 4-4-2, para convertir el choque en un vibrante duelo entre feístas y timoratos.

Pero lo cierto es que el Atleti quedó sometido durante 80 minutos en su cueva. Y si esta Liga es un simulacro de lo que tiene uno que intentar en Europa, conviene dar por bueno el partido, aunque nunca, nunca jamás, la cobardía de salir con dos puntas.

Poco bueno podemos rescatar del que seguramente es el partido más importante jugado en la Liga por el Barça hasta ahora (habida cuenta de que el Mal es nivel Valladolid, Valladolid de 1995, se entiende). A destacar, una vez más, esa maravilla que es Arthur desbrozando la medular. Y tampoco conviene olvidarse de Dembélé, un sociópata, millonario y caradura de 19 años de quien conviene recordar en todo momento que habita en el país de los genios, y no en ese nuestro, donde la bondad se mide por despertadores y litros de sudor. Igual merece más respeto.

Para el recuerdo de este partido queda un instante copycat que nos regaló La Bestia Parda. Han pasado nueve años y posiblemente sólo haya mejorado en perfección de ejecución. En lo demás -sangre fría en el naufragio, filosofía anfibia para soportar la angustia del reloj, paciencia para atraer rivales, precisión para ponerla en el sitio preciso con la fuerza exacta- es La Bestia de siempre.

Tan grande que hizo un poema en la pocilga.

*Nuestra relación con Mediapro es compleja, un día les cuento. Véanlo mejor aquí.

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