Champions

El contrato

7 mayo , 2019

4-0: Semedo lo merece. Y Sergi Roberto. Y Alba, qué partidito, amic, te parecía que todos eran Dzkeko. Lo merece Ter Stegen, y Arturo Vidal, también Arthur, y Coutinho, por supuesto lo merece Dembélé, hasta Lenglet y Piqué lo merecen, y el bueno de Rakitic, también Malcom y Aleñá. Lo merece Busquets. Y claro que Suárez lo merece.Todos los que jugaron, poco o mucho, para ser barridos por ese equipazo antológico que es el Liverpool. Pero usted también, no disimule.

Hubo sólo uno que no lo merecía. Igual nunca nadie hizo tanto para ganar algo.

Es noche de alcohol, disfunción eréctil, oceánica tristeza y certeza de la inminente muerte; que sea también una noche de verdades. Algunos creemos en el poder redentor de la verdad.

Verdad es que el Barça ha rozado esta Champions. Ni cuando los palos de Berna estuvo más cerca. Ni en los penaltis de Sevilla. Ésta la teníamos en el bolsillo, merced a un equipo fiabilísimo y a un Messi que raya la perfección para obtener un resultado engañoso y clarísimo en la ida. Con una propuesta decepcionante, pero efectiva, con unos jugadores a los que uno se llevaría a la última batalla. Perfectamente pudo acabar lo de Anfield 4-2, o 3-1, y al Wanda a recoger la Copa. No estamos celebrando en un jacuzzi de puro accidente. Ésa es la primera verdad. Lloren y desgárrense las camisas, porque hoy han perdido ustedes una Copa de Europa.

La segunda verdad es que en París, después en Turín y finalmente en Roma, Messi le puso la cruz a Iniesta. Y éste, honrado hasta el último día, conocía su sino y su obligación, y anunció su adiós. La Bestia había decidido que el Barça no se aguantaba sin unos cuádriceps de tricerátops en la medular para acompañar a Busquets y Rakitic. Podemos criticar cuanto queramos al funcionario Valverde, podemos llorar litros por la ausencia de Arthur. Pero no nos engañemos: quien manda en este equipo no luce cara de enterrador, sino de Dios del Fútbol, el mismo que decide que conviene un Arturo Vidal en las noches de agonía, porque él nos salvará.

¡Dios Santo, la culpa es de La Bestia Parda!, piensan ustedes en sus hogares.

No, amigos. La Bestia nos ha alargado la vida artificialmente, nos ha regalado una felicidad que no nos merecemos.

En este momento de drama y de resaca segura, ese momento en que nos atrevemos con la botella de brandy que robamos del abuelo difunto, hace su estelar y sorpresiva aparición en el comedor un notario con maletín. Lo abre. Nos lo entrega.

El contrato.

Que dice así. Reunidas las dos partes y bla bla blá, usted, culer loco, asume y comprende que esta generación gloriosa de futbolistas que ya en 2009 levantaba partidos imposibles en Stamford Bridge no puede mantener ese nivel. Que usted asume que Piqué, todo el año erigido como el indiscutible mejor central del planeta, se ha ganado un crédito: el de jugar dentro de su área, sin sprints hacia atrás a la desesperada, sin el miedo a ese negro que corre el doble. Venga despejes, y venga elogios. Ojo, que es su firma la que está debajo.

Dice también que usted asume y comprende que Busquets, y no disimule porque veo de nuevo su firma de adolescente pretencioso allá abajo, quiere compañía cercana en su posición, nada de pistas de fútbol sala para él solito en la zona del pivote. Con lo cual, usted ha firmado que compra que en los grandes partidos jugará su Barça abrigadito, defensivo, con siete tíos en campo propio y atención, cuidado, saliendo AL CONTRAGOLPE en los grandes días.

Su firma, de nuevo.

Sigamos. Rakitic, goleador en la final del 2015, jamás le dejaremos pagar una triste caña en nuestra ciudad. Cerquita de Busi, pocos riesgos, pase a los de arriba si se puede. Y firma que te clavo.

La presión en campo rival. Se leen en este apartado comentarios, malsonancias, exabruptos de la parte contratante que no recogeremos aquí. Pero recuerden aquel «ens farem mal«, resonó allá en 2012. Que no, que no hay presión alguna. Que presione gente que no haya ganado ligas a troche y moche, que no acumule títulos internacionales como otros acumulaban, en tiempos no tan remotos, Gámpers, que no insulte a todo el fútbol español plantándose cada año en la final de Copa. No, amigos: nuestros héroes, los futbolistas que nos llevaron al cielo, no están para mierdas. Están para ganar con los esfuerzos propios de gente de su edad.

A ver, a ver, sí, ahí está: su firma de usted.

Vaya, vaya: parece que dice aquí que usted compró todo este puto asunto. Pero sigamos.

En el apartado El juego, se lee claramente que el control en el centro del campo ya no es el abecé, dado que fichamos a Arda, Paulinho, Arturo Vidal, André Gomes y a Manolito el del cámping Santa Eulàlia, ah no, a ése lo cedimos a tiempo. La medular, cocina del histórico fútbol excelso del Barça, ya no nos pertenece. Y cuatro culturistas, sean romanos o liverpoolianos, nos doblegan las rodillas. Pero tenemos una contra acojonante, tenemos al Dios del fútbol, capaz de hacer el mejor gol de falta de nuestra historia en unas semis a muerte contra un rival superior.

Yep, su firma, y al lado, no muy escondida, con un Bic mordisqueado, la mía. Qué bien lo pasamos con Messi, joder.

El puto contrato, podemos hacer ver que no existe, pero es la realidad: a cambio de tener a estos campeones de leyenda, no podemos aspirar al fulgor del fútbol de otro tiempo. No nos alcanza. Piqué quiere estar pegadito a Ter Stegen, Busquets cerquita de Piqué, Messi necesita espacios… No les íbamos a tratar como a perros, no después de todo lo que nos dieron. Y en ese fútbol que nos pueden dar en su crepúsculo, la barbarie manda.

Y la barbarie es el azar. Y el azar es el truño de Manolas y los remates de un suplente llamado Wijnaldum. Cuando controlas el fútbol, el azar, el puto latido del fútbol, también está ahí, pero menos, necesita que explote un volcán en 2010 y que Messi falle un penalti en 2012. Si no, la lógica, el balón, la presión alta, la posición, todo inclina el campo a favor de quien lo merece, y ganan los buenos.

No aplaudan con las orejas ahora, no finjan que desconocían estas verdades. No nos faltemos al respeto. Hubo un tal Cruyff, llegó Guardiola con su sinfonía. Todos lo sabíamos. No nos embrutezcamos ahora insultando a Valverde, que enfila la salida, ni a Arturo Vidal, que pese a ser el símbolo de nuestra renuncia, fue uno de los cinco mejores de los 17 tíos del Barça en la eliminatoria.

¿Qué mierda hacemos, a quién insultamos?

He aquí la gran pregunta de Occidente. Bien, seamos claros: todos los fichajes de la medular desde Rakitic han sido infamias y sus responsables son bien conocidos. Incluyamos a los titularísimos que han evitado que se fiche a gente de primer nivel para acompañarles. Incluyamos a la gente que nos ha hecho más feliz en nuestra vida.

Ahora el equipo es el que es y en verano llega lo que llega [y llegan asuntos propios de equipo en crisis que lleva 100 años sin ganar nada; llega canela muy fina] pero tenemos que tener el coraje y la valentía de asumir que aquí había un contrato que todos compramos, lo compramos por un poquito más de Messi, a quien el fútbol nunca podrá compensar, y por un poquito más de Busi, y Piqué, y Alba, y Suárez.

Con ellos, la gente a la que más agradecidos tenemos que estar en todo el planeta, el verdadero Fútbol es imposible. Miren sus cuentaquilómetros agotados. Con cuatro titulares nuevos -y manteniendo a La Bestia, porque no imaginamos un mundo sin Él- todo es posible. Pero esta etapa, la del crepúsculo, debería acabarse aquí.

Hay dos formas de saltar al futuro: con un entrenador forjado en La Idea, o con una lista de bajas que lo cambie todo e insulte a nuestros ídolos.

Sabido esto, no vengan con mierdas ni llantos ni histerias: hemos visto su firma. Tal vez Messi no vuelva a pisar una final de Champions, lo hemos comprendido hoy. Pero usted y yo compramos azar y compramos barbarie. Y hoy, en el funeral y la muerte, beberemos hasta caer redondos.

10 Comentarios

  1. Pingback: El hundimiento - La caverna azulgrana

You must be logged in to post a comment Login