Bajas pasiones

Club Punt X

4 agosto , 2019

En algún lugar de las desoladas llanuras occidentales de este nuestro Mordor existe un honrado municipio llamado Torrefarrera, conocido allende sus fronteras por un gigantesco local dedicado al comercio de carne humana llamado, de forma sutil, Club Punt X. Dicho templo cuenta con párking vigilado, restaurante, peluquería, manicura, boutique y, válgame dios, una web donde presume de «elegancia y placer».

Hemos pensado en dicho antro ante los asombrosos hechos que se están produciendo en el Barça B y que merecen algún comentario. Vamos con la lista de los reyes godos: Arnáiz, Bueno, Vitinho, Araujo, Galarreta, Costas, Cuenca, Choco Lozano, Trápaga, Concha, Moha, Konyk, Ballou, Nahuel, Rivera, Hongla y McGuane. ¿Les suena a Loca Academia de Policía? ¿Les evoca aquello de «Llegan desde Tegea y Mantinea, desde Opus y Focis y Malis»? Esperen que hay más: Van Beijnen, Ludovic Reis, Hiroki Abe, Gabriel Novaes. Son algunos, la exhaustividad resulta imposible, de los fichajes que ha hecho el Barça B en las últimas dos temporadas. 21 tíos que no venían del Juvenil y que han colaborado a que el Barça B tenga a día de hoy 32 jugadores que conforman unas maravillosas Naciones Unidas del bandolerismo balompédico.

No exageramos: se cuentan ahí 18 españoles, vamos, ciudadanos. También tenemos a un brasileño, un japonés, un holandés, un uruguayo y un montenegrino; pero lógicamente el Punt X apuesta por el mestizaje y la fusión cultural y es frecuente que abunden los mil leches, de ahí que tengamos también a dos hispanovenezolanos, un hispanocolombiano, un hispanobrasileño, un italouruguayo, y, en lo que supone un sobreesfuerzo para el diccionario, un eslovacoholandés, un angloirlandés, un finokosovar y un canasenegalés. Es decir: los de La Masia No Es Toca, cumbre de las pancartas lamentables y nuñistas, tienen en el equipo que da acceso al primer equipo a 14 extranjeros en una plantilla que en total acumula 41 pasaportes. Elegancia y placer en Torrefarrera, amics. Por cierto, la irrefrenable y delictiva ansia por la carne joven nos ha llevado a fichar recientemente para el juvenil a otros dos foráneos -uno brasileño, el otro angloirlandés-, puede que ya no recordemos el puro que nos metieron por fichar niños extranjeros. Resulta importante recordar que tras el multitudinario desembarco de corsarios foráneos de la 2017-18, el exitoso proyecto de Gerard López, sí, ese Gerard López, se saldó con un inapelable descenso que mantiene al club a día de hoy en 2ªB, y que la pasada temporada el filial fue octavo a ocho puntos del poderoso Cornellà, que marcaba el acceso al playoff.

Resulta curioso, asimismo, que con semejante afición al Lonely Planet a la pretemporada nipona Valverde se haya llevado a sólo dos productos extranheros, Araujo, fichado en 2017 y Abe, que parece realmente captado para hacer feliz a la parroquia del país del Sol Naciente; ya fue desgracia que se nos lesionara y que el único japonés de quien se ha hablado aquí es del tal Kubo, fenómeno que ha acabado en La Banda. También habría que recordar que en los últimos años ha habido diversas fugas de promesas que veían imposible su llegada al primer equipo y a los que otros equipos daban más pasta. Breve enumeración, que no será la última y ya les tengo hartos: Mboula y Navarro (Mónaco), Moreno (Juventus), Joel Gómez (Arsenal), Adrián Bernabé y Eric García (City) o Sergio Gómez (Borussia). Al imbécil de la melena no lo contamos, lógicamente, pero uno se apostaría a que de estos siete alguno habría llegado al primer equipo y que a Vitinho y Ballou y Trápaga les costará varias décadas.

Uno no se explica estos entuertos con la cantidad de talento, inteligencia, experiencia y tronío que se acumula en el organigrama técnico. Repasemos y atención que se viene ristra maja de Ludovicos. Son responsables, de una forma u otra, Bartomeu, líder del Occidente libre; y el hotelero Mestre, hasta hace cuatro días vicepresidente deportivo; y Grau, que es el CEO, la puta que nos parió, que ahora tenemos CEO; y el troglodítico Pep Segura, fulminado muy recientemente; y se entiende que Valverde, que poco tenía con lo suyo, y alguno de su nutrido staff; y Abidal y Planas, de la secretaría técnica, junto con Robert, su predecesor; como Bakero y Amor, que andaban en el fútbol formativo profesional; y Roura y Altimira, del entorno de Tito, que les han dicho que son responsables del fútbol formativo amateur pero algo pintarán, supone uno. Nos salen 12 verdaderos mandamases comprometidos y laboriosos: «Magníficas suites te esperan en Punt X para que desconectes del mundo. Totalmente equipadas para que disfrutes de una noche de placer con la mejor compañía».

Existen voces, voces que conocen el club, voces que cobran de él, que cuentan a media voz que este sindiós responde a necesidades lucrativas de sospechosos habituales del comisionismo azulgrana. Que en el primer equipo el foco es tal que uno hace un Murillo y en un minuto nos enteramos de que el representante es el del entrenador. Asumen que si hacen canalladas para el B no nos enteraremos, que no tenemos ni idea de que el tal Van Beijnen jugó 745 minutos en todo el año en el potente filial del NAC Breda, ni de que circunstancialmente es el hijo del representante del De Jong. No sé, amigos. En la elite cuesta mucho ganar. Mucha gente tiene que hacer bien las cosas, los engranajes tienen que funcionar todos en una dirección correcta.

Igual la idea de mutar el filial en un macroprostíbulo no acaba de sumar. Pero en fin, elegancia y placer y que siga la juerga en el Barça B.

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