Cruyffistas

Primeros pasos

28 enero , 2020

Lo de Cruyff fue llegar y petarlo, ¿sí? No del todo. En su primer verano quedó último del Trofeo Ciutat de Mallorca tras perder con los bermellones en los penaltis y palmar contra el Botafogo. En el primer mes de competición empató contra Valencia y Osasuna y perdió la Supercopa contra La Banda. El año acabaría con el equipo segundo detrás de los Butragueños y con salvada de muebles ganando la Recopa a la Sampdoria. Y sí, un año más tarde a Cruyff le volvió a salvar otro título menor, la Copa. No bed of roses.

Lo de Rijkaard, fácil de cojones. En Liga ganó sólo dos de los primeros siete partidos. En diciembre, el Málaga le metió un 5-1 y esa misma semana el Madrí ganó en el Camp Nou. Rosell hizo campaña ante Laporta por cargarse al entrenador, que acabó el año con el equipo lanzado pero con un total de cero títulos. Hasta la UEFA le quedó grande. No pleasure cruise.

Guardiola, el mundo entregado desde el primer día. O casi: palmó en Numancia y empató en casa contra el Racing. Hubo pánico, claro. El mismo que conocería Luis Enrique cuando sólo llevaba tres meses en el cargo después de una derrota en Anoeta que dejaba al equipo en barrena y al vestuario en guerra en pleno enero. My share of sand kicked in my face.

Como saben, son los cuatro entrenadores con quienes ganamos la Champions. Y no les abrieron las puertas del templo el primer día entre palmas y oro y mirra.

Convendremos que el equipo de Setién no tiene el vigor ni la juventud de aquellos. Convendremos que con Valverde la dinámica no era de meses seguidos de arrasar sin piedad: sólo cuatro victorias en diez desplazamientos, con empates en el último mes ante La Banda y el Espanyol, con derrota ante el Atleti. Convendremos que igual no era el apocalipsis y PUTO IMPENSABLE perder en Mestalla.

Son ustedes libres de hacer con sus vasos capilares lo que mejor les plazca. Pero igual estaría bien dar tiempo a un vestuario que ha decidido acabar con su dolce vita y que rehuyendo el conformismo dio el OK al adiós de Valverde. Igual podemos señalar que contra el Granada no se jugó a la contra (duele comentarlo como punto a favor, pero así de jodidos estábamos desde la temporada anterior), que se sacó el balón como un equipo llamado Barça y que a los jugadores se les volvió a ver agresivos.

Igual podemos decir que ante el Valencia hubo largas fases de sometimiento del rival, sin profundidad ni acierto, pero cuando uno es culer ha visto eso desde que el hombre es hombre o al menos desde aquel primer verano de Cruyff. El pánico y la desesperación ya serían criticables sin necesidad de atender a las exhibiciones que ha hecho Busquets. Con Setién ha sido seguramente el mejor jugador de los dos partidos. Y si Busquets juega, nos toca callar, disfrutar, y contar que lo muy probable es que ganemos.

Y si aún así optan por autolesionarse, no salpiquen: estamos muy ocupados asistiendo a los ambiciosos y siempre tambaleantes primeros pasos de un cruyffista.

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