Actitud

Proto exfutbolistas

18 febrero , 2009

Entre los especímenes más tragicómicos del mundo del fútbol destaca el del proto exfutbolista. Nadie piense que con este nombre me refiero a aquellos veteranos que apuran sus últimos latidos futboleros -ahí está Van der Saar, en el United, campeón de todo y a punto de lograr un récord histórico de imbatibilidad- ni a los que han sufrido gravísimas lesiones -esta semana hemos visto la emotiva vuelta al césped del gunner Eduardo, que ha vuelto a golear tras una lesión brutal que muchos creyeron que le apartaría del fútbol-.
He pensado sobre los proto exfutbolistas a cuenta del único amigo que jamás tuvo Samuel Eto’o en el vestuario del Barça. El único tras cinco años en la casa. Se trataba de Gerard López, el hombre que tiró su carrera por la borda al firmar un contrato made in Gaspart, el que aspiraba a ser millonario y ni siquiera llegó a pensar en ganar un día el Balón de Oro. Por algún extraño motivo, este chaval atractivo y bon vivant congenió con Eto’o durante el tiempo en que coincidieron. El uno tenía una única virtud, el hambre, el otro perdió lo único que distingue a un futbolista profesional, la ambición. El exceso de esto último convierte a Eto’o en un hombre sin remedio, alguien capaz de dejar este Barça memorable porque la gente no le quiere lo bastante, porque somos ciegos a sus litros de sudor, porque creemos que el bueno es Messi, porque no le dan el Balón de Oro por negro, etcétera.
En favor de Eto’o hay que recordar la máxima de Golobart: “Los grandes campeones siempre han poseído ese punto de exceso de autoestima que los sitúa en cierta manera por encima de los demás». En favor de Gerard, no hay nada.
Más de ocho años después de llegar al Barça como una superestrella, ayer fichó por el Girona, donde es de esperar que siga siendo el jugador que ha sido en su último equipo, el Recreativo de Huelva: un eterno suplente. Este tipo de ruinas balompédicas suelen gestarse al amparo de contratos millonarios. Hoy mismo, As recoge en mundial exclusiva que Di Stéfano recomendó a Drenthe que se «corte el pelo y se quite esos pendientes». Suponemos que Don Alfredo le ha dado este consejo por no darle uno mucho más útil, algo así como «si no quieres ser futbolista, déjalo, mete el dinero en el banco y hazte gogó de discoteca».
Para él, para Gerard y para todos los proto exfutbolistas dejó escrito un epitafio Dante en sus infiernos: «No tienen éstos de muerte esperanza, / y su vida obcecada es tan rastrera, / que envidiosos están de cualquier suerte. / Ya no tiene memoria el mundo de ellos, / compasión y justicia les desdeña; / de ellos no hablemos, sino mira y pasa»

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