¿Qué demonios hacen los Boludo’s, con Marcelo y toda esa miseria, a sólo seis puntos del Barça en un histórico año de récords, de fútbol de babero, de actuaciones de museo? ¿Qué hacen allí, tercamente instalados en el retrovisor? Esta Caverna está oficialmente harta de explicar el rendimiento de los blancos por ese escudo que gana partidos, por esa fórmula de Capello que aún perdura y que consistía en despreciar el centro del campo y poner especialistas en ambas áreas. Basta de eso, es hora de tirar de la manta.
La culpa, atención, es de la Liga, esa competición adulterada. [Silencio dramático, redoble de tambores, pasos de fiscales]. No, amigos lectores, no ha vuelto aquel prohombre llamado Jesús Gil, obsesionado cual Relaño con los árbitros. Nada más lejos: desde aquí acusamos al menguante nivel medio de los equipos que juegan en Primera. A ese batallón de ruinas balompédicas que se encuentra entre el puesto 10º y 20º de la clasificación, esos Recreativos, esos Osasunas.
Históricamente al Barça se le atragantan los equipos de medio pelo, y este año los hay a patadas. Además de tropezar contra cuatro aspirantes al descenso -Espanyol, Numancia, Betis y Racing-, el Barça no puede contar con esa gente para que superen a La Banda. Porque aunque sólo sea por presupuesto, el Madrí es eficiente contra esos humildes clubes de aficiones que pierden el sueño por el autógrafo de Guti. Mientras el Barça se ha dejado 12 puntos contra los malos, el Madrid sólo se ha dejado siete (Getafe, Almería y Espanyol).
La cosa cambia cuando se juega contra equipos serios: el Barça, ahí da lo mejor de sí mismo. Contra los nueve primeros, sólo la absurda derrota del Calderón y el resto, victorias. ¿Qué ha hecho La Banda contra la gente seria? Lo que honradamente ha podido: cuatro derrotas y un empate (Barça, Sevilla, Dépor, Valladolid y Atleti).
Moralejas: no hay ningún segundo clasificado en la Europa civilizada que sume los puntos por partido de los Boludo’s (2,25). Hay que irse al submundo de la Liga escocesa para encontrar un perseguidor del líder con mejor average goleador: el Rangers tiene +37, por +35 los de Palanca. Otrosí: en una Liga más competitiva, las miserias del Madrí serían más evidentes.
Alguien podría pensar que eso no habla mal de la Liga española, sino bien del Madrí. Pues vean ustedes a esa máquina de hacer fútbol que es el Almería y saquen conclusiones. Vean a Pochettino subiendo a Montserrat y juzguen si realmente ésta no es una liga adulterada por la incompetencia.
Firmo Albert Martín y nací en Barcelona en 1980. A los cuatro años hablaba de fútbol y estoy atado a las miserias de este equipo desde 1987; los insultos de mi padre y mi tío a once tíos de azulgrana que perdieron 1-2 ante el Sabadell me hicieron 'culer'. Recuerdo confusamente que un día llegó Cruyff y convirtió el suplicio en arte y aquel club oxidado en hoguera de vanidades. En plena pesadilla gaspartiana vi desde Lisboa un Madrid-Barça que La Banda ganó 2-0 con gol de Judas. Luego murió Kubala y comprendí que había llegado la hora de hacerme socio. Para entonces ya sólo podía ser periodista y me acogieron en 'El Mundo', donde publiqué 'El callejón del ocho'. Después me fui a 'Público'. Durante décadas, el Barça implicó lágrimas, culo prieto y miedo a cruzarse con un kiosco. Pero nos quedaba una profecía por cumplir y se sucedieron Ronaldinho, Xavi y Messi para aclarar que éramos 'foda'. Un día de invierno me encontré con que mi Caverna había sobrevivido a mi diario y perdí ciertas vergüenzas: no me importa ya reconocer que sueño fútbol casi todas las noches.
Postdata: Aún tiro caños y no olvido una cosa que escribió Hornby: "La única diferencia que hay entre ellos y yo estriba en que yo he invertido más horas, más años, más décadas que ellos, y por eso comprendo mejor qué sucedió aquella tarde".
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