FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Cuentan que Picasso pintó dos peces de colores y preguntó a aquel niño: «¿Cuál quieres, éste o éste?». Y el niño, claro, no sabía por cuál decantarse. «Éste… ¡y éste!», respondía. El viejo maestro insistía, mostrando sus improvisadas obras. El trato era claro. El pez elegido sería para el niño, al descartado le esperaba la basura. El pequeño era incapaz de decidirse. No era fácil, claro: tenía ante sus ojos dos dibujos de uno de los mayores genios del siglo XX. Cuatro décadas después, el chaval había crecido y recordaba la anécdota. «Picasso me puso esa prueba porque decía que en la vida hay que elegir».
Zlatan Ibrahimovic, de origen bosniocroata, nacionalidad sueca y espíritu de pirata nació con el estigma de los genios. Con su planta de artista maldito, vino al mundo para bailar El lago de los cisnes en los campos de fútbol. Su primera maravilla (http://www.youtube.com/watch?v=ncFxq8qrOeA) le dejó a la altura de los elegidos y ya sólo hizo que crecer. Brilló con la triste Suecia y en Italia, donde demostró ser un atacante total, capaz de resolver desde 30 metros, de encarar defensas, de abrir juego, de jugar de espaldas y de torturar a los rivales con sus latigazos de arte y fuerza. En Italia tuvo su periodo azul (foto), periodo rosa, cubismo, surrealismo, etc. Sus pies pintaron lo posible y lo imposible, empequeñeciendo a pragmáticos como Shevchenko. YouTube parece un templo dedicado a su orgullo, pero para conocerle mejor tal vez sea preferible olvidar las joyas y quedarse con un partido tonto en que lo hizo todo: http://www.youtube.com/watch?v=dynn06kqgL4.
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