Pues claro que sí. Los campeones tiemblan y son presa del pánico y se esconden bajo la cama. Hasta los más grandes tienen en su equipo a ineptos mundiales como el Cáncer de Michoacán(aquí, con Cacau), a barbilampiños como Busquets, bajas insustituibles como Alves, cabinas de teléfono como el maldito Henry.
Parece que hay unanimidad en que el Barça jugó anoche mal. A pesar de ello, varias reflexiones: estamos en el que tradicionalmente es el peor mes del año por la preparación física de los jugadores -la última temporada, por estas fechas, hubo hasta tres empates y dos derrotas-. Más. Qué grande la Champions que estamos viviendo, alejada de las Intertotos que los bombos deparan a otros: en siete partidos, sólo tres victorias. Y estamos hablando del campeón de todo.
Y una vez más, qué bonito visitar en Alemania a un rival inferior y encontrarse con semejante emboscada, con un rival motivadísimo, un Lehman loco, loco, loco (quiso hacerle esto a Puyol pero falló por poco, una lástima) y ese psicópata llamado Khedira que se arriesgó a una grave lesión muscular por perseguir a Messi y placarle. No sé a ustedes, a mí, la Champions me encanta, y si se juega a ida y vuelta sobre los abismos, mucho mejor.
Sí, los campeones tiemblan. Pero tienen anticuerpos como el patamula que preside este post.
Firmo Albert Martín y nací en Barcelona en 1980. A los cuatro años hablaba de fútbol y estoy atado a las miserias de este equipo desde 1987; los insultos de mi padre y mi tío a once tíos de azulgrana que perdieron 1-2 ante el Sabadell me hicieron 'culer'. Recuerdo confusamente que un día llegó Cruyff y convirtió el suplicio en arte y aquel club oxidado en hoguera de vanidades. En plena pesadilla gaspartiana vi desde Lisboa un Madrid-Barça que La Banda ganó 2-0 con gol de Judas. Luego murió Kubala y comprendí que había llegado la hora de hacerme socio. Para entonces ya sólo podía ser periodista y me acogieron en 'El Mundo', donde publiqué 'El callejón del ocho'. Después me fui a 'Público'. Durante décadas, el Barça implicó lágrimas, culo prieto y miedo a cruzarse con un kiosco. Pero nos quedaba una profecía por cumplir y se sucedieron Ronaldinho, Xavi y Messi para aclarar que éramos 'foda'. Un día de invierno me encontré con que mi Caverna había sobrevivido a mi diario y perdí ciertas vergüenzas: no me importa ya reconocer que sueño fútbol casi todas las noches.
Postdata: Aún tiro caños y no olvido una cosa que escribió Hornby: "La única diferencia que hay entre ellos y yo estriba en que yo he invertido más horas, más años, más décadas que ellos, y por eso comprendo mejor qué sucedió aquella tarde".
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