El devastador poder de la potra ha quedado de relieve de forma clamorosa en la presente edicion de la Copa America. Como se explica que un equipo como Paraguay haya llegado a la final sin ganar un solo partido? Las cronicas brasileãs de como la canarinha perdio en cuartos son lamentables: hasta siete ocasiones clarisimas fallaron los brasileiros ante Justo Villar. La tanda de penaltis, digna del Barça del 86: cuatro lanzamientos, cuatro calamidades, cero goles. En semifinales, contra Venezuela, mas de lo mismo: tres veces el poste les salvo del gol, y una decision arbitral les permitio llegar a la tanda antes de ser finalistas. Tanto milagro junto debe de tener una explicacion.
Dejen que les cuente de la Guerra de la Triple Alianza que tuvo lugar en Sudamerica entre 1864 y 1870. Un dictador perturbado llamado Doctor França -a quien retrata maravillosamente Gregorio Moran en Asombro y busqueda de Rafael Barrett– metio a su pais en una contienda que no podia ganar. En su delirio, logro que Paraguay se enfrentara simultaneamente a Uruguay, Argentina y Brasil. Esta locura se zanjo con unos datos de mortandad atroces: los estudiosos discrepan, pero parece ser que entre el 55% y el 83% de la poblacion paraguaya murio en ese conflicto absurdo. Tras la guerra, quedaron en el pais solo unas 150.000 personas, de las que solo 28.000 eran hombres en edad de procrear.
Es sabido que en este foro somos muy fans de Uruguay, su orgullo y sus entradas a la tibia. Pero no deja de parecernos irresistible esta venganza implacable que estan perpetrando en plena Copa America los paraguayos: estan a 90 minutos -o a 130- de alzar el titulo en territorio argentino despues de haber eliminado a Brasil y Uruguay. Juegan los tataranietos de los supervivientes de la Triple Alianza. Que hermoso es el futbol en estos lares.
Firmo Albert Martín y nací en Barcelona en 1980. A los cuatro años hablaba de fútbol y estoy atado a las miserias de este equipo desde 1987; los insultos de mi padre y mi tío a once tíos de azulgrana que perdieron 1-2 ante el Sabadell me hicieron 'culer'. Recuerdo confusamente que un día llegó Cruyff y convirtió el suplicio en arte y aquel club oxidado en hoguera de vanidades. En plena pesadilla gaspartiana vi desde Lisboa un Madrid-Barça que La Banda ganó 2-0 con gol de Judas. Luego murió Kubala y comprendí que había llegado la hora de hacerme socio. Para entonces ya sólo podía ser periodista y me acogieron en 'El Mundo', donde publiqué 'El callejón del ocho'. Después me fui a 'Público'. Durante décadas, el Barça implicó lágrimas, culo prieto y miedo a cruzarse con un kiosco. Pero nos quedaba una profecía por cumplir y se sucedieron Ronaldinho, Xavi y Messi para aclarar que éramos 'foda'. Un día de invierno me encontré con que mi Caverna había sobrevivido a mi diario y perdí ciertas vergüenzas: no me importa ya reconocer que sueño fútbol casi todas las noches.
Postdata: Aún tiro caños y no olvido una cosa que escribió Hornby: "La única diferencia que hay entre ellos y yo estriba en que yo he invertido más horas, más años, más décadas que ellos, y por eso comprendo mejor qué sucedió aquella tarde".
13 Comentarios
You must be logged in to post a comment Login