FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
El pico de popularidad de Villa nos convence de la necesidad de estrenar una serie sobre los futbolistas que más han denigrado el nombre del Barça en el mundo. Recordarles es terapéutico: nada tiene de particular insultar a Buyo, Hierro o Ramos, pero cuando el enemigo luce de azulgrana, ahí se segrega la inigualable ira del que detecta a un traidor. No esperen ver aquí a Ciric, Déhu o Cleo: es corta mi memoria y rara vez se odia al no convocado. Comencemos con Gabriel García de la Farsa, Gabri.
El hecho de que aguantara en el primer equipo desde 1999 hasta 2006 da la medida del hundimiento que vivimos a principios de siglo. Subió de la cantera con el aval de haber sido media punta en las categorías inferiores de España y llegó a ganar la plata en Sidney. Aprovechando el caos gaspartiano y las farsas de Van Gaal, Serra Ferrer y Rexach, se hizo con un hueco como lateral o medio estorbo -término con toda seguridad inventado para él-; aún tenía pelo pero sólo verle controlar el balón ya daba vergüenza ajena.
Gabri se marchó por fin en 2006, campeón de Europa, con 128 partidos, ocho goles, tres internacionalidades y más de un millón de insultos recibidos de la que era su afición. Aún juega; Dios no quiera que cuando va por el mundo se presente como alguien que se crió en La Masia. Pero difícilmente engañará a la gente alguien cuyos apodos son El Guerrero, Padrino del mediocampo, El Profeta, o, en el colmo de la desfachatez, El Maradona de Sallent.
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