«I play to win, whether during practice or a real game. And I will not let anything get in the way of me and my competitive enthusiasm to win»
Michael Jordan
Nada como una final retrata la fuerza mental y la ambición de los futbolistas. Los más grandes, ya lo saben, aparecen en los partidos a vida o muerte. Y hay un dato que, más que nada de lo que se haya dicho sobre la Bestia Parda, le define como competidor.
Como jugador del Barça, Messi se estrenó con mal pie en los partidos decisivos. Era el año 2006 y en la final de París salía de una lesión, Rijkaard ni siquiera le convocó. Dolido, no salió a recoger el trofeo, que legítimamente se ganó aguantando la dureza de otro mercenario de Mourinho. Messi no aparece en aquella foto feliz. Meses después, participó en el desastre de Mónaco (0-3 ante el Sevilla) y tampoco marcó en la Supercopa de España ante el Espanyol.
Superada la adolescencia, Messi ha disputado otras 13 finales en que ha marcado 15 goles. Como saben, ha ganado diez de 11; en total ese porcentaje es de 11 de 13. Y ésta es tal vez la estadística más asombrosa de la Bestia Parda cuando se presenta ante Pelé, Maradona, Cruyff o Di Stéfano para mirarles desde su misma altura.
Firmo Albert Martín y nací en Barcelona en 1980. A los cuatro años hablaba de fútbol y estoy atado a las miserias de este equipo desde 1987; los insultos de mi padre y mi tío a once tíos de azulgrana que perdieron 1-2 ante el Sabadell me hicieron 'culer'. Recuerdo confusamente que un día llegó Cruyff y convirtió el suplicio en arte y aquel club oxidado en hoguera de vanidades. En plena pesadilla gaspartiana vi desde Lisboa un Madrid-Barça que La Banda ganó 2-0 con gol de Judas. Luego murió Kubala y comprendí que había llegado la hora de hacerme socio. Para entonces ya sólo podía ser periodista y me acogieron en 'El Mundo', donde publiqué 'El callejón del ocho'. Después me fui a 'Público'. Durante décadas, el Barça implicó lágrimas, culo prieto y miedo a cruzarse con un kiosco. Pero nos quedaba una profecía por cumplir y se sucedieron Ronaldinho, Xavi y Messi para aclarar que éramos 'foda'. Un día de invierno me encontré con que mi Caverna había sobrevivido a mi diario y perdí ciertas vergüenzas: no me importa ya reconocer que sueño fútbol casi todas las noches.
Postdata: Aún tiro caños y no olvido una cosa que escribió Hornby: "La única diferencia que hay entre ellos y yo estriba en que yo he invertido más horas, más años, más décadas que ellos, y por eso comprendo mejor qué sucedió aquella tarde".
12 Comentarios
You must be logged in to post a comment Login