FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
En Italia se ha hablado en las últimas semanas del Milagro de Del Piero. Resulta que el gran Pinturicchio grabó unas palabras de ánimo a una niña en coma. Cuando oyó su voz, la pequeña despertó. Ésta es la historia. También deben estar al corriente de que Zambia acaba de proclamarse campeona de África. Sobre el césped, emocionado, asistió a la celebración Kalusha Bwalya, que sin duda recordaba cómo 19 años atrás se libró de un accidente aéreo de esta selección donde murieron todos sus compañeros. Su historia también es gallina de piel.
Sé que van a acusarme de vagos crímenes si no hablo de la goleada de ayer, de esa hora y media de fútbol sublime, de haka dedicada a La Banda. No desesperen: llega el turno de nuestro propio milagro. Es un milagro que este equipo habituado a una dieta hiperproteica coja un domingo desapacible de febrero y se marque un partidazo memorable contra el odioso Valencia. Es un milagro que La Bestia Parda meta cuatro sin un pequeño recuerdo a los ilustres sabios que le han atacado en los últimos días. Permítanme una pequeña confesión: el recital fue tan enorme que estoy por creer en otro milagro. Este soleado lunes nos ha traído aromas de Tenerife, efluvios de Djukic. Y nada nos huele tanto como el miedo de los infelices madridistas que asistieron a la exhibición de anoche.
PD. Admitamos que también se producen milagros en La Casa Blanca. ¿Cómo referirse, si no, a la transformación del quinqui en bibliotecaria?
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