Actitud

El año que despertamos

30 diciembre , 2013

Acaba 2013 y el barcelonismo respira aliviado, como sólo se respira a la salida de un tanatorio. Tras un ciclo que se alargó desde 2008 hasta 2012, éste fue el año en que se nos acabó el amor, en que sonó el despertador, en que nos humanizamos y volvimos al lodo. No es fácil ver el mundo tras el mejor lustro futbolístico de nuestra historia, puede que de todas las historias. Temíamos este momento y al final llegó; fue tan malo como esperábamos.

Ha sido en 2013 cuando el gran Barça abandonó la medular y se refugió en las áreas, como si lo entrenara Fabio Capello. El sometimiento por el toque y la presión en el área rival se desvaneció; en su lugar apareció un mal sucedáneo, un pasacalles que sólo engañó a los que quisieron engañarse. En efecto, este Barça bien lo habría firmado Florentino: jugó a lo que todos pero con mejores jugadores. Un método perfecto para ganar a los pequeños, fracasar con los grandes y aburrir a los paladares educados.

Ha sido el año en que el Bayern nos devolvió de un sopapo al pelotón. No por esos siete goles, siete, sino por el hambre y la fe de sus jugadores. Eso éramos nosotros. Hambre y fe -y un juego maravilloso-. Conviene recordar también que fuimos menos malos que La Banda y que por esa razón nos llevamos la Liga; tuvimos la íntima satisfacción de ver partir a Mourinho sin más títulos con los que maquillar su farsa. Con un fútbol del montón y el vestuario al trote cochinero fuimos campeones, aunque tal vez habría sido mejor acabar sextos. 

Porque en verano todo siguió igual. Llegó esa maravilla llamada Neymar, pero no se fichó a un solo jugador que amenazara a las vacas sagradas. Se optó por no incorporar centrales a pesar de las miserias de la dupla Piqué-Mascherano y a pesar también de la florida necrológica que llevaba estampada Puyol en las rodillas. Tampoco se fichó a ningún centrocampista que pudiera suplir o espolear a Xavi, al contrario, se vendió a Thiago y se le dio patada a Abidal.   

Fue precisamente el ignominioso adiós al 22 francés el que nos hizo comprender la magnitud de la tragedia. Fue la decisión más infame de esta junta, aunque no la más genuinamente neonuñista. Ese honor le correspondió al vicepresidente de los dineros, Faus, que cuestionó públicamente a Messi en plena campaña para construir un nuevo Camp Nou. Todo muy edificante y eighty precisamente en el año en que Barça TV se tiró a la parafilia y dedicó horas y más horas a glorias como Krankl, Quini o Archibald.   

De este 2013 rescataremos unos pocos momentos de fútbol. Con el número tres, aquella heroica aparición de un Messi cojo ante el PSG para levantar al Camp Nou y eliminar a los qataríes (a los otros qataríes). Con el número dos, la suave vaselina de Alexis a La Banda. Y como único momento verdaderamente digno de la memoria de este equipo, el 4-0 al Milan, la última carga de los rohirrim, con dos asistencias de Xavi y una actuación extraterrestre de La Bestia Parda. Fue ese doloroso instante en que, por cómo le daba la luz o por un gesto que hizo, la petarda de nuestra nueva novia nos recordó a aquel gran amor

Un minuto después, sonó el despertador.

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