FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Los futboleros vivimos felices en el Dragon Khan emocional y gozamos tanto enterrando a la gente como resucitándola. Nuestra capacidad de autoengaño resulta un gran aliado y la reflexión supone un incordio. Además, no solemos tener muchas manías para la cosa del alcohol, porque la cuestión es fliparlo muy fuerte. Y como consecuencia de ello, pues ya habrán visto los titulares, ¡vuelve el mejor Pedro!
Ese señor discreto del 17 a la espalda fue el mejor complemento que le hemos conocido a Messi. Ni Neymar, ni Eto’o, ni Henry, ni siquiera Ronaldinho alcanzaron el acople que ha ofrecido el delantero canario. Por sabiduría táctica, por generosidad a la hora de presionar, pero también por carácter. Pedro será siempre integrante de la delantera del mejor equipo que hemos visto, la que aplastó al United 3-1 y arrasó a La Banda infinidad de veces además de retratarla con ese 5-0. Pedro, y no otro, doblegó la voluntad argentina de todo un Estudiantes en la final del Mundialito. Y como recuerdan, Pedro fue titular en la final del Mundial de 2010, competición en la que nos regaló la retina con aquella jugada en que se negó a asistir a Torres.
Y sí, efectivamente Pedro lleva ya 14 goles esta campaña, con lo que quedan atrás los tristes registros de las dos últimas campañas, que cerró con 13 y 10 goles. Sin embargo, los números son mentirosos y si se paran a mirar verán que esos 14 tantos no están a la altura de aquel Pedro que lucía el 17: dos al Levante (7-0), tres al Rayo (0-4), uno al Betis (1-4), uno al Granada (4-0), dos al Cartagena (1-4), uno al Celtic (6-1), otro más al Cartagena (3-0) y tres al Getafe (2-5). Todos anotados en goleadas, en partidos descafeinados. En fin. Los que admirábamos al milagrero canario, al que levantaba Supercopas europeas en la prórroga, el que marcaba en todas las finales y siempre se la hacía a Marcelo les pediríamos que no perturben el descanso de don Pedro Rodríguez. Sabemos que son tiempos de excesos, pero no ha habido aquí resurrección alguna. Y proclamarla por tres golitos en el Alfonso Pérez suena a insulto a su memoria.
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