FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Un diálogo resume el tremendo duelo de esta primera parte de la temporada.
Periodista: -No pueden con vosotros.
Simeone: -Ni nosotros con ellos.
Este equipo mayúsculo que es el Atlético de Madrid no doblegó al Barça en su propio estadio, esa caterva fanática donde los padres les ponen Diego Pablo a sus hijos. Y no pudo a pesar de que Iniesta sólo aguantó media parte de patadas y a pesar de que Neymar y Messi no fueron titulares. Este rincón, donde tan a menudo señalamos que la falta de hambre y de aire fresco es el mal del que fue el mejor equipo que hemos visto, no puede sino aplaudir la seriedad que mostró anoche el Barça, empezando por Piqué y Mascherano, que nos regalaron una actuación digna los centrales que tenía el Barça allá por 2011.
No es fácil contener a un equipo con Arda, con Diego Costa, con esos centrales, con Gabi y Tiago. En Europa no se ha visto este año un equipo como este Atleti, con esa fe, esa hambre, ese saberse llamado a ganar un título de los grandes. Supera en eso incluso al Bayern. Tuvo mucho mérito el Barça, que se puso su vieja armadura abollada y nos recordó que a pesar de todo el vestuario del Tata esconde a un buen número de enormes competidores. Ese 0-0, resultado que nos hace llorar de rabia y sopor desde niños, es algo que deberíamos valorar.
Así llegamos al ecuador de la campaña. Los números igualan a Barça y Atlético: tres partidos entre sí y tres empates; medio centenar de puntos en total. Entre ellos se dirimirá el título: ese tercero en discordia que es el La Banda no tiene ni el hambre de su vecino ni la calidad azulgrana. Sí le sobran ganas, dinero y tentáculos para el Balón de Oro de Cristiano y para esos maravillosos sorteos europeos que deben guiarle a la Décima, pero le falta la seriedad de un verdadero aspirante la Liga. Por eso perdió contra sus dos rivales y por eso siete de sus 15 victorias fueron por la mínima, algunas de ellas completamente milagrosas; ya se sabe que la suerte es mala aliada en las competiciones largas.
El asunto queda entre Atleti y Barça. Quedan cinco meses apasionantes para tratar de mantener el ritmo y el principal aliciente estará en ver si vemos a Neymar y Messi volar juntos, espectáculo que se intuye pero que entre las lesiones de uno y la timidez del otro sigue sin llegar. Si finalmente ese infierno se desencadena, es posible que le aguantemos el pulso a Simeone. Los tiempos, ya lo ven, han cambiado: es hora de ser humildes y, a la espera de que Zubi desenfunde al fin su guadaña, estar orgullosos de pelearle el título a un rival con 400 millones menos de presupuesto.
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