El inicio del fin

Está escrito que para un barcelonista de bien resulta imposible mirar a la mejor butaca del estadio sin sentir vergüenza. Pero en los últimos tiempos hemos comenzado a disfrutar del sindiós que se traen en el club. Los últimos embrollos -el precio pagado por Neymar y el futuro del Camp Nou- han confirmado el feliz vuelco que estamos presenciando: en muy pocos meses, Rosell ha pasado de ser intocable a estar muy tocado. Un éxito para quienes reniegan del nuñismo, ese movimiento folklórico fundamentado en la mediocridad, el negociet, el oscurantismo y los canapés. No me gustaría aburrirles con una larga diatriba sobre los horrores de esta directiva nacida para insultar al cruyffismo y a la excelencia futbolera. Dejemos que nuestro pecident se retrate a sí mismo algunos de los atropellos que ha protagonizado:  

Qatar

El Barça ya no es el equipo de Unicef, ahora luce una mancha en la zamarra a mayor gloria de una familia de sátrapas. Inicialmente se nos hizo creer que una ONG llamada Qatar Foundation sería nuestro patrocinador, pero la cosa duró más bien poco. Eso sí, hemos evitado el horror uzbeko.  

Boixos Nois

Rosell pactó con en secreto durante la campaña electoral con los Boixos Nois. No sólo se reunió con ellos, no sólo ensució el nombre del club considerándoles un interlocutor válido, sino que además firmó su regreso al campo con la patraña de la Grada d’Animació. Hay cosas que conviene escribir y releer cada día para asombrarnos, para no olvidar y para recordar la verdadera naturaleza del nuñismo.  

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Abidal.

Sí, amigos, somos el club que le dio la patada a un señor que había superado un cáncer de hígado y un transplante. Somos el club que hizo llorar a Abidal, símbolo del deporte mundial, porque estaba desahuciado -les gustará saber que esta temporada lleva jugados tantos partidos como Puyol y Bartra juntos-. Pero no se lleven a engaño: a Sandro le importa muy mucho cómo sale la gente del club (o eso decía a la hora de racanearle elogios a Txiki como secretario técnico del mejor Barça de siempre). 

Neymar

Al socio no le diremos lo que pagamos, que la turba analfabeta no entiende de esas cosas. Mucho mejor contárselo al juez, dónde va a parar.  

Dejad que los niños se queden en su puta casa

Tal vez ustedes no sepan que hasta hace poco, cada partido en el Camp Nou era un pequeño Heysel que habría hecho las delicias de Herodes. O eso aseguró Rosell para prohibir la entrada al campo a los niños sin entrada. Curioso: no hace tanto, hablábamos de #valors, de pares i fills, de los galets de la iaia: 

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Guardiola

A ver, que sí, que se dijo aquello del «Ferguson del Barça», pero eso era sólo si no amenazaba al relevo generacional en la maquinaria nuñista pidiendo desprenderse de Piqué y de su amigo Sex. Ya ven ustedes: Guardiola no duró seis años, sino dos, y desde entonces nos dedicamos a insultarle como a todo aquel entrenador que haya osado alzar una Champions de azulgrana. 

Cruyff

El arquitecto de todos los grandes Barças abandonó la nave nada más zarpar la singladura del neonuñismo. Lo hizo porque en la primera junta de la nueva directiva se decidió llevar a la asamblea de socios su condición de presidente de honor. Una decisión muy coherente con lo que Rosell prometía en campaña, cuando se vino arriba y nos dio su «palabra de honor»: 

Teixeira y otros hilillos de plastelina

Nuestro presidente tiene dos causas abiertas en Brasil y otra más en España. Pero no sufran, que cumplimos todos los códigos éticos. 

La hemeroteca, jajá, jijí

Como decimos, la Junta huele a podrido. Desde hoy, sentaditos y con una cerveza a mano, nos dedicaremos a medir la tolerancia a la mentira tiene el soci barcelonista. El espectáculo que promete dar Alexandre R. Feliu en los juzgados promete ser maravilloso, y bien que lo vamos a gozar ahora que ya estamos oficialmente instalados en lo que parecen ser los estertores de su mandato.

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