FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Con todos ustedes, James Hetfield. 46 años, 28 de ellos dedicados a la noble actividad de ser una estrella del rock. Ex chico malo, ex alcohólico, superviviente de accidentes mortales y ex hombre peligroso y excesivo, es hoy alguien que ha abusado de la autoayuda, los mediadores y las terapias de grupo. Todo para mantener la llama de la obra de su vida, Metallica. Una tarea casi imposible teniendo en cuenta que la cumbre de este grupo californiano llegó a finales de los 80.
El Barça me hizo acordarme de él anoche. Asomando la Liga, con una Supercopa ya en el bolsillo y obligados a derribar la pesada muralla del Shaktar. Aún reciente el recuerdo de la felicidad absoluta del pasado mayo, del 2-6, la Copa, Roma, ayer les tocó sudar contra un equipo que logró la proeza de anular a Xavi. Y además de sin cerebro, el Barça jugó con dos de sus tres atacantes sin chispa ni ritmo. Una noche para remangarse, más para el Eibar que para los reyes de la haute cuisine.
Pero el mismo Barça que el año pasado supo perseverar y sufrir aún tiene hambre. Ése será su mejor aval en el año que empieza ante un Madrid que ha traído a cracks únicos pero que es menos equipo que el Barça Athletic de Luis Enrique. En el minuto 115, Messi vio el hueco y Pedro marcó. Y cómo lo celebraron: lo mejor del partido. Con entusiasmo, como si el fútbol se les acabara mañana. Fue entonces cuando recordé la perilla de Hetfield: el pasado julio tocó en Barcelona ante 50.000 incondicionales. Apareció con lumbago, aires de gurú indio y lamentablemente sobrio. Pero agarró el micro y abrió la noche con una pregunta demoledora: “How does it feel to be alive?!”, gritó. El magullado James ha dado con la tecla de la vida, igual que Guardiola. La clave es la actitud. Vuelve el fútbol. Celebrémoslo.
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