De pronto, sabes que en algún momento vas a morir, y en las resacas y los bajones se percibe en qué medida las drogas contribuyen a ese proceso; agotando los recursos espirituales, mentales y físicos, alimentando la apatía con la misma frecuencia que alimentan la emoción.
Irvine Welsh(Trainspotting, Porno)
¡Por fin puro y simple once contra once! Y la cosa empieza fuerte: en la jornada dos ya se ha visto que la Liga puede dar muchas sorpresas, pero que ésas no llegarán de Barça ni Madrid. Comencemos, igual que todos los telediarios de este país, por La Banda, que ha ganado a Deportivo y Espanyol en casa y fuera, como ya hicieron el pasado año. En esos partidos logró un average de +3, mientras que este año acumula un +4: la abismal diferencia hace buena la locura transitoria de Floren.
Su propuesta sigue siendo la de Capello, aunque como novedad, este año tiene a dos futbolistas que saben jugar a primer toque (Benzema y Xabi) y el pasado año no tenía a ninguno. A pesar de su legión de cracks, en dos jornadas ya ha quedado claro que el Bernabéu seguirá mirando al Camp Nou igual que miraban los españolitos a las turistas suecas en los años 60. El reto de los blancos sería acercarse al Barça, lo que pasa por superar los 78 puntos que sumaron entre Schuster y Juande la pasada temporada, cosa que parece muy difícil.
Pero por supuesto, que La Banda rebase al Barça parece ciencia ficción si no media una plaga de lesiones en los azulgrana, que si bien son el mejor equipo de Europa, no tiene una plantilla para presumir de medio campo para adelante. Puede que por eso Guardiola haya fichado al único ariete del mundo que puede garantizar muchos goles a la vez que genera juego. Ibrahimovic supera a Eto’o en disparo lejano y juego aéreo, y lo deja a años luz en visión de juego. Sin embargo, Ibra no es tan oportunista ni tan rápido. ¿Qué será más necesario para el Barça en los partidos que se pongan cuesta arriba? Guardiola ha concluido que lo primero, de lo contrario, en el pentacampeón habría hoy un nueve asturiano.
En fin, el Barça sigue siendo lo nunca visto. Y el Madrid, la res de siempre, traída al mundo para alimentar la apatía y la emoción. Gracias al fútbol por tanta y tan pronta sinceridad.
Firmo Albert Martín y nací en Barcelona en 1980. A los cuatro años hablaba de fútbol y estoy atado a las miserias de este equipo desde 1987; los insultos de mi padre y mi tío a once tíos de azulgrana que perdieron 1-2 ante el Sabadell me hicieron 'culer'. Recuerdo confusamente que un día llegó Cruyff y convirtió el suplicio en arte y aquel club oxidado en hoguera de vanidades. En plena pesadilla gaspartiana vi desde Lisboa un Madrid-Barça que La Banda ganó 2-0 con gol de Judas. Luego murió Kubala y comprendí que había llegado la hora de hacerme socio. Para entonces ya sólo podía ser periodista y me acogieron en 'El Mundo', donde publiqué 'El callejón del ocho'. Después me fui a 'Público'. Durante décadas, el Barça implicó lágrimas, culo prieto y miedo a cruzarse con un kiosco. Pero nos quedaba una profecía por cumplir y se sucedieron Ronaldinho, Xavi y Messi para aclarar que éramos 'foda'. Un día de invierno me encontré con que mi Caverna había sobrevivido a mi diario y perdí ciertas vergüenzas: no me importa ya reconocer que sueño fútbol casi todas las noches.
Postdata: Aún tiro caños y no olvido una cosa que escribió Hornby: "La única diferencia que hay entre ellos y yo estriba en que yo he invertido más horas, más años, más décadas que ellos, y por eso comprendo mejor qué sucedió aquella tarde".
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