Xavi dijo que eran «bobadas» y «una tontería como una casa». Algún juntaletras, más por la necesidad de polemizar que por madridismo, preguntó si había acabado el ciclo. Claro, un empate en Mestalla y una derrota contra el campeón ruso tras un día en que el Barça chutó 13 veces -diez más que el rival- lo justificaba sobradamente. Como dijo el poeta, http://www.youtube.com/watch?v=-HeRaXfsdSQ.
Pues resulta que no. Que nadie se ha dormido porque entendieron con el adiós de Eto’o, Hleb o Cáceres que si Guardiola se huele que alguien va a desconectarse, lo finiquita. Porque seguro que cuando juegan a fútbol es su mejor momento de la semana, y porque tampoco llevan tanto tiempo ganando como para haberse hartado.
Contra el Zaragoza fue bonito ver esa sonrisa tan sincera que tiene Keita y a Picassovic, Bella y Bestia, patamula y superclase. Miren la foto, convirtiendo a Pavón en grácil bailarín. Fue bestial ver a Messi odiarse a sí mismo por fallar dos goles cantados e insistir en la vaselina. La máquina de triturar sigue engrasada, La Banda sigue siendo la ruina del pasado año, aunque un poco menos efectiva (*). ¿Fin de ciclo? Lo único que se acabó ayer fueron los cubos de baba del Camp Nou.
*El pasado año, contra idénticos rivales (sustituyendo a los descendidos por los que han subido) el Madrí sumaba un punto más. El Barça tiene los mismos, y ahora encaja menos goles.
Firmo Albert Martín y nací en Barcelona en 1980. A los cuatro años hablaba de fútbol y estoy atado a las miserias de este equipo desde 1987; los insultos de mi padre y mi tío a once tíos de azulgrana que perdieron 1-2 ante el Sabadell me hicieron 'culer'. Recuerdo confusamente que un día llegó Cruyff y convirtió el suplicio en arte y aquel club oxidado en hoguera de vanidades. En plena pesadilla gaspartiana vi desde Lisboa un Madrid-Barça que La Banda ganó 2-0 con gol de Judas. Luego murió Kubala y comprendí que había llegado la hora de hacerme socio. Para entonces ya sólo podía ser periodista y me acogieron en 'El Mundo', donde publiqué 'El callejón del ocho'. Después me fui a 'Público'. Durante décadas, el Barça implicó lágrimas, culo prieto y miedo a cruzarse con un kiosco. Pero nos quedaba una profecía por cumplir y se sucedieron Ronaldinho, Xavi y Messi para aclarar que éramos 'foda'. Un día de invierno me encontré con que mi Caverna había sobrevivido a mi diario y perdí ciertas vergüenzas: no me importa ya reconocer que sueño fútbol casi todas las noches.
Postdata: Aún tiro caños y no olvido una cosa que escribió Hornby: "La única diferencia que hay entre ellos y yo estriba en que yo he invertido más horas, más años, más décadas que ellos, y por eso comprendo mejor qué sucedió aquella tarde".
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