Plegarias

Las nuevas religiones

8 noviembre , 2010

En otra ocasión les presentaré a Martine Segalen y sus indagaciones sobre los ritos contemporáneos y el papel de las religiones de hoy. Pero hoy padezco un feroz ataque de albinofobia motivada por la irrupción de Ratzinger en la Sagrada Família y el consiguiente estado de sitio de esta ciudad.

Hubo un tiempo feliz en que a los turistas qu visitaban la ciudad les decían: «Esto es Barcelona. Tenemos la Sagrada Família y a Rivaldo». Luego, en época de miseria moral, la cosa mutaba y presumíamos de la obra de Gaudí y de Riquelme. El caso es que ayer llegó el jefe de un Estado involucionista al templo para convertirlo en basílica (¿?) y hubo una serie de asuntos que me recordaron lo íntimamente ligados que están fútbol y religión:

-La estrambótica acción protagonizada por Ratzinger con el edificio se denomina, en terminología vaticana, «dedicar». Un irreverente periodista de esta ciudad ha especulado a este respecto con la posibilidad de que el Baba dedicara un gol a lo Bebeto… Sería un auténtico festival humorístico.

-Según los mismos cambios léxicos, los cardenales ya no se nombran; ahora se hacen. Y eso, sí señor, también es plenamente balompédico.

-Resulta que Luis es, en latín, Aloiusius. Un motivo más para compadecer al pobre Aloisio, ese defensa fallido, que bien podría haberse llamado Luizao.

A pesar de estas chanzas, la Iglesia no merece ser comparada con el fútbol. Sobre todo porque este deporte abre los brazos a todos, no sólo a los ultras fundamentalistas -que también-.

‘Bonus track’: Un amigo trató durante medio año de dilucidar cuál de las grandes cervezas portuguesas -Sagres y Superbock- es la mejor. Estoy muy de acuerdo con el veredicto.

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