No debe ser sencillo jugar a su lado. No fue fácil para el Zumbado’o, ni Cabralocavic, ni Henry, ni ahora Villa. Muchos asumen como un mal necesario que el segundo delantero del Barça asuma un rol discreto, casi triste. Pero son gente que cobra como estrellas mundiales y hay que pedirles mucho más. No puede ser que vivamos con el horror de saber que algún día Messi se lesionará ni que año tras año, la delantera sea la línea que más necesita reforzarse.
Hoy, justo el día en que se publica que el Chelsea ha ofrecido 30 millones por Villa, hay que decirlo: no necesitamos goleadores puros, tenemos al mejor; necesitamos clonar a Pedro, especialistas en el desmarque, tíos con desborde y olfato. Rossi, sí, y Alexis, por qué no, y Kiko Femenía, dale. Pero basta de nueves que no saben hacer otra cosa que rematar.
Pedro. 9’5. Supersónico. Marcó a La Banda en semis y al United en la final con dos exhibiciones de lo que es
su fútbol: desmarque y remate ajustado. Así de fácil y así de difícil encontrar otro como él. Si hubiera que ficharlo, qué pastizal pagaríamos, y qué gustosamente.
Jeffren. 5. Indescifrable. No es un aprobado, es un reconocimiento eterno al quinto gol a La Banda el pasado diciembre. Aún no tenemos ni pajolera idea de qué idioma habla ni de qué hay que hacer para que se lesione menos y se lo crea más. Larga y prolija vida por esos mundos de Dios a esta reedición de
Iván Iglesias.
Messi. 10. Orgiástico. 77 goles llevan su firma. Masacró a La Banda y al United. Hay que admitir, vistos Romário, Ronaldo, Rivaldo o Ronaldinho, que nunca imaginamos una cosa igual. Marcó en el Bernabéu seguramente el mejor gol del año azulgrana -sí el de seis contra uno, mierda pa cada uno-, pero en este rincón de perversión nos quedamos con
éste que pudo ser y no fue. Ojalá siga con ganas de hacer de este mundo un lugar mejor.
Bojan. 4. Depresivo. No tuvo suerte, sobre todo con su lesión de abril, cuando peor estaba Villa. Pero ha vuelto a demostrar que nunca aprendió a desenvolverse lejos del área. Ojalá comprenda en Roma que la gente que sonríe es siempre un bien preciado en cualquier vestuario.
Villa. 8. Desubicado. El primer día alguien le dijo que no compitiera con Messi a goles, porque era imposible. A pesar de ello, todo el año se le ha visto algo desubicado, como si no pudiera creerse su rol como extremo en este equipo. Ha hecho un año digno, con momentos de
psicópata, con golazos al Sevilla y el Sporting, con un papel estelar en el 5-0 y esta
curva asesina en el partido más grande.
Afellay. 6. Querido. Asistió a Messi en el Cuernabéu y sus compañeros le adoran. Sólo por eso, es bienvenido. Este año no lo tendrá fácil: Guardiola busca uno o dos jugadores para complicarles la vida a él y a Villa. Y debe exigirse mucho más: con lo que corre, no estaría de más que desbordara la mitad que Iniesta.
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