FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Ustedes deben ser conscientes de que los creadores de «Robben es mejor que Messi» llevan un par de años en campaña para evitar que el Balón de Oro vuelva a recaer en La Masia. Para ello han sugerido los nombres de Cristiano Ronaldo y Casillas, en algún momento hasta parecía que iban a apostar por Ramos y no hay duda de que no tendrían inconveniente en pedir ese galardón para Plisetskayas como Arbeloa o el Sabi Bueno.
Ahora que parece que Casillas ha incurrido en el delito de cuestionar a Mourinho, Cristiano vuelve a ser el ariete de la formidable campaña publicitaria procedente de Valdebebas. Ronaldo, máquina de golear, difícilmente puede aspirar a ese premio, aunque se empeñe en obviar que coincidió en el tiempo con un prodigio llamado Leo.
Cristiano tiene a favor a los matemáticos del Reino, que porfían para encontrar estadísticas en que esté por encima de Messi. No es labor fácil, pero atención, las hay: «Cristiano marcó más goles al primer toque entre el minuto 20 y el 23». «Cristiano marca más absominales». «Las piernas de la novia de Cristiano aventajan en palmo y medio a las de la señorita Messi». Y así.
La realidad es cruda e indica que Cristiano suma menos títulos que Albiol este año y que está una quincena de goles por debajo de Messi en lo que va de 2012. A ese dato hay que añadir -la florentinada se obstina en omitirlo- el de las asistencias de gol. Los recuentos varían y no es fiable dar una cifra absoluta, pero retengan un dato aplastante: por cada pase de gol que da el portugués, La Bestia suma entre tres y cuatro.
Pero todo eso no importa demasiado. El Balón de Oro es algo más sencillo que todos esos números. Debería reconocer la fascinación que ejerce un jugador, su carisma, su capacidad para abrirnos la boca y alejarnos de la realidad, para sacar de nosotros al niño que fuimos. Pregúntenle al señor que ilustra esta entrada. Pregúntenle al bueno de Nicolás Yegros cómo lo hizo para poner cara de primera comunión en esta foto. La respuesta vale más que cualquier recuento algebraico, más que cualquier votación. La respuesta es el fútbol.
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