FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Los más antiguos del lugar saben que en este foro renegamos durante años de Johnny LaPotra, nombre que adjudicamos a aquel presidente valiente, excesivo, brillante y vanidoso, y atribuimos a otros los éxitos de su mandato. Sabrán también, sin duda, que en el presente no sólo renegamos de la calamitosa figura de Sandro XIV, sino también de su obra, el rosellismo, simple aggiornamento del nuñismo.
En los últimos meses, a cada nuevo atropello nuñista se han hecho más urgentes estas líneas. Los cavernarios merecen luz en esta cuestión. Para alumbrarla, hemos pergeñamos un sencillo y personalísimo decálogo que debería seguir el presidente de este club.
1) No renegarás del cruyffismo, entendido como cultura del fútbol, en mayúsculas.
2) No nos tomarás por imbéciles con los fichajes.
3) No mercadearás con dictadores y sátrapas de todo pelaje.
4) No pactarás con los Boixos Nois ni con otros grupos violentos.
5) No venderás la camiseta ni el patrimonio sentimental del club.
6) No avergonzarás al pueblo con tus actitudes; ni olvidarás que el club sigue siendo suyo.
7) No politiquearás en el vestuario saltándote la autoridad del entrenador.
8) No atenazarás a los medios de comunicación.
9) No negarás que haces política, cuando nada hay más político que tu cargo.
10) No convertirás la junta, sea por convicción o por falta de valentía, en un rancio reflejo de los establishments del lugar.
Observarán que LaPotra violó la mitad de estas recomendaciones cavernarias. La mitad, nada menos. La mitad, nada más: el neonuñismo se salta todas y cada una de ellas.
En periodismo conviene no casarse nunca con nadie ni abandonar una visión crítica de la realidad y, ante todo, del poder. Pero igualmente importante es no confundir la forma con el fondo y, señores, en este agujero hemos pecado. El mejor Barça de siempre, y el también espectacular que le precedió, fueron también hijos de LaPotra, sería absurdo seguir negándolo. Aquí vuelan pues estas líneas, que tienen más de disculpa que de endorsement.
PD. El pasado jueves tuve ocasión de confesarle en persona a Johnny la inquina de esta cueva hacia su mandato. Entre otras proezas que no vienen al caso, el hombre encajó con una sonrisa y una pregunta: ¿Quants anys tens, tu? Eso sí es un presidente: un tío que para dejar a alguien en su sitio no necesita arrancarse los pantalones ni llamar a su editor amigo.
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