FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Vean el cuadro de octavos, pongan cara de cuñao y digan que sí, que ya sabían que Colombia era un vendaval de alegría, fiesta y baile, que daba casi para reconciliarnos con los Shaquiros. Que por supuesto veían venir que Chile estaba fortísima. Ojo aquí: los cuñaos son mucho de vivir en Canal Plus y han visto docenas de partidos de ligas lejanas, por eso llegado este punto hablarán del «despliegue de Vidal»; todos sabemos que un cuñao no dice que un jugador corre mucho -se despliega.
Digan también que Brasil no les ha sorprendido, formulen, algo como «no juegan a nada pero tienen a Neymar y a los árbitros». Efectivamente, jamás un sabiondo emite tres sentencias futboleras sin hablar de árbitros y por supuesto no se referirán al 10 de Brasil en términos elogiosos, porque ya lo habían visto en la Libertadores 2011 y hacer lo contrario supondría mostrar la mayor de las debilidades, la sorpresa. Pueden seguir diciendo que Holanda es «muy física» y que Van Gaal «sabe mucho». (Por alguna razón, los técnicos con cara de enfadados fascinan a los cuñaos del mundo). No dirán ni mu, por supuesto, del asombro de ver a Robben y Van Persie volando superados los 30 tacos.
Cuando toque hablar de Uruguay, la selección que más ha hecho vibrar al mundo en la primera fase, el buen cuñao recordará que «Suárez ya era así en Holanda» y que «no es un buen ejemplo para los niños», como si el delantero centro de Uruguay tuviera que ser graduado en educador infantil y como si el cuñao mismo hubiera dedicado 10 minutos alguna vez en ser ejemplo de sus pobres hijos.
¿México? El cuñao alzará una ceja y dirá que a Héctor Herrera le tenían visto de prealevines. ¡Ensáyenlo, triunfarán en los bares! Justamente lo mismo que pasa con Bolaños, de Costa Rica, y Campbell, «algo sobrevalorado». Den por hecho que al cuñao le encanta Grecia y sobretodo Samaras y que estaba seguro de que la lamentable selección helena se clasificaría. Estos monumentos a la sabiduría que tiene al Maldini calvo como principal inspiración también dan por hecho que Alemania siempre gana -aquí citan a Lineker, claro, pero confunden la cita y se la atribuyen a Churchill- y que Francia «está muy bien», claro, a él le encanta Nasri y lleva años diciendo que Benzemá es Dios. Tampoco se inmuten con Nigeria y Argelia («las águilas verdes son muy fuertes») digan, graves; y «Argelia tiene a Halliche».
El sabio añade, tras miles de horas de vuelo parabólico, que Bélgica llega a la final, que le encanta Estados Unidos desde tiempos de Tab Ramos y que Suiza será «la revelación». De Argentina lo tiene claro y repite unos versos de rima asonante: «Messi se ha reservado, mejora mucho con Gago».
Ustedes pueden ensayar todas esas poses de sabiduría inconmovible o pueden fliparlo muy fuerte con el maravilloso Mundial al que estamos asistiendo. Pueden competir con esa pesadilla infinita llamada Mister Chip o asombrarse ante el millón de giros de guión, golpes de azar y regates del destino del mejor torneo del mundo. En la acera de enfrente del «yo ya lo dije» tienen la montaña rusa de la ignorancia. Si permiten un consejo, no lo duden: quemen esa guía del Mundial que coge polvo junto a la tele y abracen el «bienaventurados los ignorantes», porque de ellos será la felicidad mundialista.
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