Cavernícola

Finalistas (I): Los secuestrados

8 julio , 2010

Cuando empezó el Mundial, en este foro quedó escrito que España era la selección que mejor tocaba el balón. Fue una estupidez. Esta selección no es la de 2008 con Luis, y ha apostado por el ortopédico doble pivote para desangelar el fútbol caudaloso al que nos tienen acostumbrados los superhéroes del Barça: en seis partidos, España ha ganado tres veces por 1-0 (el mismo número de veces en que lo hizo el Barça en toda la Liga). En seis partidos, España ha logrado la friolera de siete goles. Argentina, Alemania, Chile o México han hecho estupendas exhibiciones a lo largo del torneo y han dado el espectáculo que Del Bosque y Xabi Alonso nos han escamoteado.
Pero nada, a nivel de juego, es tan clamoroso como fijarse en Xavi. En el Barça doma el balón, organiza el juego, marca el ritmo y mece la cuna. Con la selección, obligado a jugar de espaldas, tiene un único rol: dar el pase definitivo. Ni siquiera contra Alemania, más abierta, se adueñó del partido como sabe. Todo por culpa de la ignorancia mesetaria: la misma que impone a Alonso, la misma que le llama Hernández porque ya está «Sabi«.
Aun así, España ganará el Mundial salvo cataclismos y nuevos accesos de potra de los holandeses. Habrán ganado sin legar nada al fútbol, por supuesto, como lo hizo Brasil en 2002. Aquella canarinha imponía la insultante superioridad de su delantera -Rivaldo, Ronaldo, Ronaldinho- como esta España impone la mayor calidad de sus jugadores. Pero no, el juego no lo busquen, es como el graduado escolar de Tamudo o el libro que leyó una vez Fernando Hierro (aquí, cuando ganó el Nobel).
Luego está lo otro. Como saben, aquí donde vivo muchos se han alegrado con el éxito de la selección. Y otros muchos, entre los que me cuento, lo hemos vivido como una tortura (nuestro espíritu queda más magullado que el jeto de Piqué). Al secuestro (que huele a récord) y la mancilla del Barça se une la constante negativa de la administración central a permitir que haya una selección catalana. Se suma, además, el fervor unitario y patriótico de una prensa española que cada día da más miedo. Con mucha intención, El Mundo ha llevado en portada el titular «España unida», La Razón «Villa sentencia» o el As «Visca España». Para los medios que jalean el neocentralismo hispánico (en el mejor de los casos) y a la catalanofobia (en el peor) ayer fue un día grande y libre.
La última vez que en Catalunya pudo verse un partido de fútbol oficial de selecciones corría enero de 1987. Jugaron, qué casualidad, España y Holanda en el Camp Nou. Gullit fue el primero en marcar y España evitó la derrota con un tanto de Calderé, el único de los 14 jugadores alineados aquel día por Miguel Muñoz que era catalán.
Bonus track: Puyol, una vez más, volvió a llevar la felicidad al Bernabéu.
Bonus track 2: Gracias, Pedro, por no darle ese balón (2’52») a Torres; les dais el Mundial pero a cambio de que todos los goleadores sean del Barça.

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