Equipos

Finalistas (y II): Los usurpadores

10 julio , 2010

Holanda, la romántica Holanda hippy del 74 en que todos fumaban (excepto el seis, visiblemente cabreado porque no le pasaron el porro) y todos practicaban la coyunda libre, la que descubrió el fútbol total y el poder de la posesión del balón y el ataque continuo, ha sido durante 30 años heredera de la colosal obra de Rinus Michels que popularizó Cruyff.
En 1978 mantenían su filosofía y fueron de nuevo finalistas, ya sin el Profeta del gol. Jugaron la final demasiado cerca de los centros de tortura de Videla y volvieron a quedarse, como cuatro años antes, a las puertas de la gloria. Sólo Hungría y Checoslovaquia, ambas recordadas aún por su fútbol, han igualado esa fatalidad.
Holanda seguía siendo un espectáculo cuando juntó en una generación a Gullit, Rijkaard, Koeman y la bestia de Van Basten. Y en los 90 mantuvo su apuesta por los paladares exquisitos. Pero resultó que al animalico le apetecía entrenar y entre 2004 y 2008 se dedicó a convertir el fútbol oranje en una vulgaridad. Su heredero, con menos veneno y más sentido común, manda jugar a lo mismo y allí le tienen: en una final. Con el heroico Gio, que jugará mañana el último partido de su vida, con el esforzado leñador al timón, con la puntería de Sneijder y el vértigo de Robben. En líneas generales, con un juego lo bastante timorato como para creer que pondrán en problemas a la selección española y como para que haya riesgo real de que Cruyff se suicide si semejante horror se lleva el título.
Qué hermoso el fútbol: hoy corona al rey absoluto. En un rincón, una colla que renunció a su estilo pero no a su mítica camiseta. En el otro, un equipo renqueante por la covardía de su entrenador (aquí, su táctica favorita) que ya ha anunciado que celebrará así el título.
Qué hermoso, el fútbol, ese deporte democrático: secuestrados contra usurpadores. La gloria les espera.

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