FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Les escribe hoy el indignado socio 80.970. El presidente de esta cueva de Ali Babá llamada Barça ha lanzado una campaña para erradicar el tabaco del Camp Nou. Pero muy en su línea, no prohíbe nada, sólo lo recomienda. Sus argumentos eran de peso: “Per tenir puro i futbol, millor només tenir futbol i no morir-se”. Si tan convencido estaba de su párvulo razonamiento, debería haber aprovechado la reciente legislación y prohibir fumar en el estadi.
Pero claro, eso sería rebajarse a los lodazales de la democracia, someterse a los rigores de la crítica. Nuestro meritocrático presidente no es así. Él prefiere situarse por encima del bien y del mal y lanzar recomendaciones, como ya hizo en el caso de la imputación de LaPotra. Su Santidad Sandro XIV, pertrechado en el grupo de comunicación que le blinda como blinda a otros enemigos del progreso moral, invita a que no se fume y deja que se desate la caza de brujas en las gradas del Camp Nou.
No es el primer atropello protagonizada por Su Silente Santidad. Ya montó un acto de homenaje a las mujeres en el palco presidencial, como si ignorara que uno de cada cuatro socios son hembras, como si viviéramos en los años 40. ¿Saben qué consiguió, como miembro del triste establishment barcelonés? Señalarlas como ajenas a esa cúpula del poder macho y económico que él encarna. Es el mismo mecanismo de las revistas gerontocráticas que publican la edulcorada “página de los jóvenes”. O de los medios racistas que dedican un espacio a “las otras etnias” y de las teles más indignas se apuntan a causas solidarias. En definitiva, Sandro XIV -así será nombrado tras esta fumata- sólo consiguió retratarse.
Tengan por seguro que este presidente no pretende gobernar, eso le hermanaría con los políticos de la democracia y él prefiere un estilo más próximo al de otros regímenes. Puesto a tomar decisiones, su mejor consejero es la demoscopia, a la que obedece en aras de salvaguardar ese prestigio de que gozan los elegidos de Dios. Es evidente que su Santidad ignora que, en ocasiones, la corrección política no es sino el reflejo de un pensamiento profundamente antidemocrático.
PD. Sabe Dios que este cavernícola odia el humo de todos los artefactos pirotécnicos legales. Pero prohibir el humo del Camp Nou es un atropello comparable a teñir el escudo de blanco.
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