FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
No les quiero aburrir con la enésima explicación de la crisis económica que desangra al primer mundo. Lo hizo este lúcido anciano. Lo hicieron los amigos de Inside Job y el autor de Españistán. Pero permítanme que sí rescate la opinión de empresarios y expertos que aseguran que ésta ha sido, sencillamente, The greed crisis, la crisis de la codicia, una hecatombe predecible y causada por la falta de valores de individuos con un enorme poder.
Eso es La Banda del Delincuente Primero: un monumento a la falta de valores. Vale todo para ganar, y lo que es más asombroso, vale todo para perder, para arrastrarse por los cenagales, para ser la vergüenza del planeta, para motivar a un Barça legendario que lo ha ganado todo y que corría el riesgo de echarse a sestear. Florentino debería saber que antes de crear esta infamia que es su Banda, ya existía un deporte llamado vale tudo y que ofrece instantes edificantes como estos. A eso juega el Delincuente Segundo: a decir que el rival se dopa, que compra árbitros. A lo que haga falta. ¿Les sorprendería que pagaran a un chalao para que atentara contra Messi? A estas alturas, ya no sabemos dónde está el límite; es lo que tiene la falta de valores: te tiras por el tobogán y el resto es sencillo.
Sólo Florentino podría parar esto, echando a Mourinho, dimitiendo en junio. Pero conviene recordar quién es el Ser Superior. Un milmillonario de la especulación y el ladrillo que durante toda su vida sólo se ha preocupado de levantar barreras entre él y la plebe. Alguien, cosa tremenda, a quien sólo le importa ganar dinero. Fueron él y los que son como él los que trajeron la crisis más grave a Occidente en 80 años, una crisis que amenaza a la gente mayor, a las familias y a toda una generación de jóvenes.
A este Enemigo Público le ampara su poder -que emana de su dinero- y su Central Lechera -que vive también de su dinero-. Sólo caerá si el madridismo en pleno abre los ojos, hincha los pulmones, y silba. ¿Qué puede hacer, mientras, el Barça? Seguir humillando a un hombre que en 64 años sólo ha conocido la derrota, el oprobio y la vergüenza gracias a Ronaldinho, primero, y Messi, después. Seguir humillándole en un pequeño acto de justicia universal.
Pero que nadie se engañe: esto es sólo fútbol, y cuando hayamos acabado con él, seguirá dedicado a lo que ha hecho toda su vida: joder al planeta para comprarse un barco nuevo.
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