Champions

Querido jeque

10 abril , 2013

PSG

Permítame que me disculpe por anticipado. Ocurre que a los futboleros este juego nos saca la bilis a litros. Usted no lo sabe porque seguramente el único entretenimiento que ha practicado en su placentera vida es la rareza del halcón, pero se lo explico gustoso y, atención, gratis (gratis es un concepto que en su idioma no existe, me disculpo, pues, por partida doble).

Esta noche, con todo lo grande y lo hermoso que hay por celebrar, me he acordado de usted. No de usted como mamífero que nace, crece y va soltando millones, sino de usted como arquetipo de una plaga que azota al fútbol y también a este planeta. Seamos sinceros: a usted el balón se la trae al pairo. En su vida ha corrido un balón largo, ni se ha comido un codazo, ni ha sentido esas soledades del delantero, ni ha llorado por una injusticia arbitral, ni maldecido el televisor.

Usted, y los grandes prohombres como usted, vinieron a esto del fútbol a salir en las revistas y a experimentar el amor de la turba analfabeta. A los que son como usted les conocemos bien y, sinceramente, son un atentado al buen gusto. Los futboleros tenemos un estómago de acero y podemos defender al Eibar, al Millwall y hasta al Sevilla de principios de los 90. Equipos de verdad. Equipos con pasión, historia, orgullo. Pero su equipo, esto en lo que ha convertido al PSG, no merece ningún respeto.

Querido jeque, como usted no entiende un carajo de lo que ha pasado hoy, se lo explicaré. Su fraudulento conjunto, en el que militan un par de jugadores que respetamos, ha perdido esta noche contra un equipo sin estrella y sin defensa, contra un equipo lastrado por el abominable partido de Busquets. Un triste papel, más si contamos con la extraordinaria potra que tuvieron ustedes en el partido de ida (potra es otro concepto que difícilmente entenderá usted; es lo que tiene el planeta siendo el petróleo un bien finito). Para que usted lo entienda: si La Banda hubiera pillado al Barça esta noche, le mete por lo menos cinco.

Pero querido jeque, ustedes no son La Banda, aunque impongan, como hacían ellos, la titularidad de un impostor llamado Becan. Ustedes son sólo el equipo de alguien al que le gustan los halcones y que probablemente aún no entiende en toda su complejidad el concepto de fuera de juego. Usted se compró un equipo que arrasará al Troyes y al Evianne Thonon en el campeonato local.

Una última cosa que debe saber sobre nosotros los futboleros: además de un espíritu generoso, tenemos una nariz finísima. Y en este PSG detectamos a la legua el inconfundible olor a doping monetario, a dieta hiperproteica, a derroches desvergonzados, a aceites repugnantes y sonrisas blanqueadas. El olor a una vergüenza llamada Qatar que nunca debió manchar nuestra hoy corrupta camiseta.

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