Champions

Porno duro

12 marzo , 2015

Existe en el fútbol un triángulo que amenaza a todo cuanto amamos de nuestro mundo. Lo forman las satrapías de los petrodólares, el universo Mendes y el neodesarrollismo de Florentino Pérez. Este triángulo, a base de millones, millones y más millones (y de un sistema de competición que blinda a los poderosos) contraataca un año tras otro, reapareciendo como una hidra de mil cabezas, con caras nuevas y estrellas nuevas pero idénticas ganas de joder. 

Cuesta describir el placer y las danzas y el jolgorio que produce la eliminación de esta gente, cuatro malvados mal contados: City, PSG, La Banda y el inevitable Chelsea. Lo de anoche bien vale por varios años de eliminaciones injustas. Un equipo de Mourinho, con sus centrales altos, laterales legionarios, músculo en todas las líneas, mediapuntas superclase, delanteros fornidos y la cosa Sex ahí metida. ¡Me haces daño, me haces daño, más, más! Tan bello y poético es verles eliminados en su propio estadio, jugando noventa minutos ante 10 y con el árbitro a favor que ya hemos superado el interruptus de la víspera, cuando el Schalke acojonó a todo un campeón de Europa.

Las lecciones son muchas: Mourinho con expulsiones a favor. Mourinho con el marcador de cara. Mourinho en su campo y sin excusas. En la misma cara de lelo de esa persona llamada Abramovich. Con un Sex desaparecido. ¡He oído a tu madre, sigue, sigue! Dios santo, con dos goles de córner y mientras el Bayern, en el otro partido de la noche, le hace siete a otro juguete de un magnate. Por si fuera poco, el propio PSG llegará a cuartos con la autoestima por las nubes pero con un par de colmillos menos.

Hay algo curioso en todo esto. No resulta difícil pensar en cómo Sex encajaría el resultado de anoche. Cochazo, cena en un reservado por varios centenares de libras. ¿Qué es eso, qué vas a hacer? ¡No entra, dale más fuerte! Unos tuits, unos whatsapps, unas risas. Postre bien calórico, cubatita, sonrisa a las eslavas de la mesa de al lado, y pa casa pensando en si lleva calcetines negros o azules. O en la noche de Mourinho. Después de la rueda de prensa, profundos nubarrones sobre su persona. A él sí le jode perder. Ya ni recuerda la última vez que ganó una Champions y seguramente sí sabe que sus dos últimos equipos tuvieron que esperar a que él se pirara para poder levantarla. Sospecha que hasta el analfabeto de Abramovich, que igual sí entiende de algún deporte con renos y trineos, ha pillado por fin que es un impostor. ¡Mírame a los ojos, MÍRAME A LOS OJOS! Sin salir del coche, ya en el garaje de casa, llama a Mendes. ¿A quién atracamos ahora? Florentino no cuela, el Chelsea, en fin, el del PSG lo habrá visto todo. Noche negra, noche de amor.

Dijo no sé que tío cursi que cuando una flor se abre, es primavera en todo el mundo. Nah. Sólo después de un buen polvo uno puede permitirse versos así. Buscas el mechero, enciendes el piti y entonces te sale: cuando un Chelsea se va a la mierda, quítate la ropa o te la arranco yo a mordiscos.

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