El Barça glorioso de los últimos años alcanzó su nivel gracias a una ambición asombrosa. Gran culpa de ello la tuvo la apuesta por las plantillas cortas, en que era difícil que un jugador se desenchufase. Prueba de ello es que Guardiola acabó la temporada con 21 jugadores en el primer equipo -entre ellos los lesionados Abidal, Villa, Afellay y Fontàs- y a los que habría que añadir a Tello, más o menos el mismo número de futbolistas que tuvo durante todo su imperio.
Desconocemos si el proyecto Vilanova es en realidad una ambiciosa operación para erradicar el paro en nuestro planeta, pero los números asustan. De las hasta siete bajas recomendadas o asumidas por El Mite hemos pasado a un escenario surrealista en que todos cuentan: Afellay sigue, Keita está implicado, Villa va a por el Balón de Oro, Pedro volverá a ser profesional, el Cumbias se ve preparado hasta para ser padre, Alves es imprescindible… Si eso es cierto, sólo se iría el pobre Adriano, y tal vez Tello. No se conocen largas colas de clubs de elite pujando por Fontàs. Y no está previsto que nadie cuelgue las botas: ni siquiera el transplante de Abidal parece definitivo, habida cuenta de que el gran Eric es Superman.
Luego están los fichajes, imprescindibles visto lo visto: Alba parece hecho, y también Javi Martínez o cualquier otro central que no nos haga pasar vergüenza. Se habla de algún delantero. Y el club da por hecho que subirán cuatro jugadores del filial: Montoya, Bartra, Muniesa y Jonathan dos Santos. Eso deja a Sergi Roberto y Deulofeu en el B, pero a nadie se le escapa que a lo largo del año tendrían opciones. Ahórrense sus sumas y restas: hasta 28 jugadores tendrían que convivir en ese vestuario. Y eso, insistimos, con sólo tres fichajes.
Ojalá todo esto sea un equívoco que se debe a que Tito mintió el viernes como hacen los buenos profesionales en estas fechas. Ojalá haya buenas noticias y la guadaña rebane las cabezas de quienes han demostrado este año que ya no quieren sufrir en los entrenamientos ni en los estadios misérrimos. Ojalá a la hora de la verdad se queden 20 jugadores de garantías y tres hambrientos desesperados del B. Pero si por desgracia el INEM Club de Fútbol acaa siendo una realidad, humildemente pienso que un tuercebotas Servidor sería más profesional que Sex, más simpático que Villa y, por supuesto, más rápido que Fontàs. Els socis primer!
Firmo Albert Martín y nací en Barcelona en 1980. A los cuatro años hablaba de fútbol y estoy atado a las miserias de este equipo desde 1987; los insultos de mi padre y mi tío a once tíos de azulgrana que perdieron 1-2 ante el Sabadell me hicieron 'culer'. Recuerdo confusamente que un día llegó Cruyff y convirtió el suplicio en arte y aquel club oxidado en hoguera de vanidades. En plena pesadilla gaspartiana vi desde Lisboa un Madrid-Barça que La Banda ganó 2-0 con gol de Judas. Luego murió Kubala y comprendí que había llegado la hora de hacerme socio. Para entonces ya sólo podía ser periodista y me acogieron en 'El Mundo', donde publiqué 'El callejón del ocho'. Después me fui a 'Público'. Durante décadas, el Barça implicó lágrimas, culo prieto y miedo a cruzarse con un kiosco. Pero nos quedaba una profecía por cumplir y se sucedieron Ronaldinho, Xavi y Messi para aclarar que éramos 'foda'. Un día de invierno me encontré con que mi Caverna había sobrevivido a mi diario y perdí ciertas vergüenzas: no me importa ya reconocer que sueño fútbol casi todas las noches.
Postdata: Aún tiro caños y no olvido una cosa que escribió Hornby: "La única diferencia que hay entre ellos y yo estriba en que yo he invertido más horas, más años, más décadas que ellos, y por eso comprendo mejor qué sucedió aquella tarde".
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