FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Muy buenos días: faltan 128 horas para que se detenga el universo. Tras el psicodrama del pasado mayo y la erupción volcánica de la Supercopa, vuelve a ser ganar o morir. Lo dicho: muy buenos días.
La misión es la que es: llega el Barça seis puntos por debajo y con la necesidad de ganar en el Bernabéu. A pesar de la rutina del manita team -que gana más puntos contra La Banda que contra el Espanyol- no parece fácil lograr en el Averno lo que no se consiguió en Getafe, Bilbao o Anoeta.
Guardiola movió el vestuario el pasado verano con dos premisas. Una, podar a los descolgados en lo deportivo (Milito, Jeffrén) y a los excluidos en lo humano (Bojan). Otra, pensar en los enfrentamientos directos con La Banda de los Quincazos, una gente que saldrá con seis tíos de vocación defensiva y con quien se lo jugará todo un año más. De ahí el fichaje de un delantero explosivo y con regate. De ahí la contratación del mejor llegador del mundo. Si recuerdan, en los dos partidos más decisivos del año pasado (la final de Copa y la ida de Champions), los reservas que metió Guardiola para oxigenar el equipo fueron Maxwell, Keita, Afellay y Sergi Roberto. El sábado bien podrían ser Cuenca, Pedro y Thiago. Incluso, si ganamos de mucho, un tío llamado Villa. Hola, Iker, ¿cómo estás?
En fin, ya saben que hace tiempo que en esta Caverna abandonamos la prudencia y nos gusta lanzar vaticinos… Es posible que encajemos cuatro goles. Pero que nadie se haga el sorprendido si metemos seis.
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