Derrota

Abril 2025

16 abril , 2024

Ahí tienen los kleenex, ya saben dónde están: exactamente donde han estado en los últimos cuatro años. La desolación y el horror son enormes, lloren y sollocen a placer, que aquí veníamos a hablarles de una pancarta que asomó en el Qatar Stadium hace una semana: «Podéis comprar jugadores, pero no podéis comprar la historia». Y de eso va la cosa.

Por esa historia convendría hoy comportarse como gente que sabe de fútbol, como individuos que han aprendido algo a lo largo de 125 años, generaciones y generaciones de hostias que nos dio la vida. Desde ya mismo conviene hacer poco aspaviento y dejarnos de xenofobia con el árbitro. ¿Son fuertes la expulsión y el penalti después de la amnistía a Vitinha en la ida? Bueno. Pero somos el Barça y ya hay que pensar en cómo llegaremos a abril del 2025, con qué argumentos, jugando a qué.

¿Qué diría Cruyff, qué haría Guardiola? Pues que hay que aferrarse al modelo. Y el modelo en esta civilización nuestra va de jugar, jugar, jugar. Es sencillo: hay que mirar en la plantilla y en el mercado qué jugadores suman al juego y qué jugadores se dedican a

a) Ganar duelos

b) Correr locamente

En este deporte omnívoro y democrático, que a todos acoge y a nadie expulsa, el Barça tiene una forma de hacer, unos códigos que seguir, una religión que respetar. En el Barça, juego, balón. Por esa razón el Bayern de Munich debería recibir hoy mismo el whatsapp de «Hágase», y tendremos que despedirnos de este tío honrado y entregado que es Araujo: somos demasiado pobres y falta demasiado talento como para tener en el equipo a un central que no sabe filtrar pases, especialmente si nos dan por él 80 millones de euros. Por la misma razón, De Fraud no debería volver a jugar un partido europeo con el Barça (cuántas Champions nos ha dado, qué alegría, qué barbaridad el fichaje estratégico). Un centrocampista que no da un pase ni sabe colocarse sobre el césped, que lo basa todo en las conducciones, fuera. Más fácil aún: si tiene un gramo más de músculo que Busquets, un punto más de potencia que Xavi, miau, sospechas, mascarilla. Miren si no sería fácil.

Igual les parece muy traumático todo esto, muy en caliente; en realidad se trata sólo de saber quién somos y apostar por ello. En la ecuación de lo que es y lo que no es el Barça nos queda un nombre en el alero: ¿Qué haces con Lewandowski, nefasto fuera del área, horrendo en la combinación? Pues ahí hay más dudas, porque con Eto’o y Suárez tocamos el cielo y también las veían cuadradas en los rondos. En esta noche negra, la tanqueta polaca ha tenido tres, tres de las que los grandes nueves tienen que embocar, y cero patatero. Pero ay, amigos, un nueve es un nueve, y cuando uno compra nueve goleador, compra lotería.

El gran reto es que de cara a abril de 2025 hubiera mucha más calidad, y que las cinco claras que no entraron (añadamos el palo de Gündogan, tal vez el córner al larguero de Raphinha) sean entonces 15 ocasiones. Si haces 15 ocasiones, pasas. Si tienes el 75% de posesión, pasas. Si juegas bien… Si juegas bien, qué más da el resto.

Tenemos los retratitos para la secretaría técnica; hay más cosas positivas.

En el balance del partido se puede decir que es acojonante la enorme fe que ha tenido el Barça, sacando ocasiones claras de la nada, a pesar de la nulidad ofensiva, de vivir hundido en el terror y la inferioridad numérica. Esa fe ha sido la de un equipo que se sabe fuerte, y la de una afición que en este martes de ceniza ha demostrado que el luto por Messi ya es historia. Fue el más grande, siempre le querremos, pero las mantillas se han quedado todas en casa y no las volveremos a sacar, que juega Lamine y no estamos para hostias. Puede que por esa razón, el festival de camisetas azulgrana que hubo ayer en Barcelona fuera algo no visto ni en 2011.

Más asuntos: este equipo nuestro, este equipo derrotado, ha logrado volver a parecer el campeón de Liga y ha sido capaz de caer contra la peor escoria del fútbol mundial sin dar un palo. Ahí también está la historia y el ejemplo a seguir. Desconfíen de la pulsión testosterónica, ya saben la cantidad de Copas de Europa que levantó Migueli, lo que aportó Van Bommel en aquella final.

Lo que nos lleva al gran asunto: convendría también saber quién dirigirá el vestuario la próxima temporada. Además de ser un sacerdote de lo nuestro, tendrá que ser una figura que logre que la autodestructiva masa social, la que ha tratado a Xavi desde el primer día como si fuera el puto Gerard López, calle mucho, moleste poco y recuerde que en esta casa hemos dedicado 125 años a ser el equipo del planeta que mejor juega al fútbol. A lograrlo no nos ayudaron en absoluto los Morenos, ni los Boixos, ni los donecperficiams.

Somos el Barça y conviene desconfiar de todo el que nos aleje de lo único que cuenta: el balón.

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