Esencias

La mancha

21 septiembre , 2011

Un millar de socios compromisarios del Barça vota este sábado si está de acuerdo con la inclusión de publicidad en la camiseta del primer equipo. El debate plantea varios interrogantes: el aspecto económico -esta gente paga 30 millones de euros al año-, el sentimental -nunca habíamos llevado publicidad antes, salvo en amistosos o por la miniatura de TV3, etc.- y ético -¿debe el Barça relacionarse con una dictadura?-.
En este rincón medieval estamos furibundamente en contra de cualquier publicidad. No llevar publicidad ha sido una marca histórica del Barça, una marca que hemos mantenido siempre. En la miseria de los 60, bajo el yugo del pesetero Núñez, incluso durante las tinieblas gaspartianas. Era una marca, un hecho distintivo. Y se pierde justamente en la cumbre deportiva y cuando el Barça es el club del mundo con más ingresos. Si alguna vez el Athletic se salta su política de fichajes locales, ya verán, no será después de ganar dos Champions en tres años.
La cosa pecuniaria es así: cuentan que los 30 millones anuales son imprescindibles. Hasta el punto de que algunos justificaron el atropello de cerrar una sección como la de béisbol, que costaba 2,5 millones al año. Las fichas de los deportistas profesionales superan ampliamente el 50% del presupuesto del club. Si la cosa iba de 32,5 millones, ¿no habría bastado con no fichar a Sex?Un equipo legendario como éste no tenía por qué hacer locuras. Les diré más: si la situación fuera realmente desesperada, en este foro estaríamos a favor de vender a quien hiciera falta: a Alves, a Iniesta, a Valdés, a Piqué, a Busquets. Sólo Messi, Xavi y el escudo se librarían. En este sentido, Guardiola, con su hipercompetitividad, espoleado por Mourinho y por su horror a la idea de perder, es correponsable de este error histórico.
Sandro XIV, ese demócrata, ha propuesto que sea la asamblea la que decida. Ojo, después de haber podido llamar uno a uno a los compromisarios para indicarles en qué sentido conviene votar. Ojo, después de haber comprometido ya el primer año de patrocinio. Y ojo, después de poner a todas las fuerzas vivas del club a decir en público que Qatar no es lo que es: una monarquía absoluta. Rosell y Freixa lo han hecho. Sandruscu tuvo la desfachatez de afirmar que «todos los habitantes de Qatar son muy felices». Hasta Guardiola ha caído en este ridículo. Él, que a menudo proclama «sólo» es «un tío que tiene el COU», se ha metido en este jardín. Se ha llegado a un punto en que sólo falta que antes de las votaciones salga La Bestia Parda y diga seis palabras:
-Si votan contra Qatar me largo.
En fin, aquesta és la seva democràcia, ya lo saben. Permítanme un recordatorio. Este equipo histórico, esta inagotable fuente de felicidad, se acabará algún día. Dejaremos de ganar por sistema. Dejaremos de dar espectáculo. Lloraremos por los arbitrajes. Daremos patadas. Perderemos casi siempre, es la ley del fútbol. Los culers, entonces, haremos lo que hemos hecho siempre: mirar la camiseta y recordar quiénes somos, de dónde venimos. Y ahí estará la mancha: ZANUSSI, o PP, o PUTICLUB EL GATO CON BOTAS. Entonces sabremos que hemos perdido un trozo de nuestra historia y de nuestra dignidad. Que no éramos quienes creíamos ser.

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