FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Lo mejor del último y penoso Mundial fue ver a Messi hipnotizado por un balón flotante mientras todos sus compañeros se comían al árbitro tras anularles un gol en la terrible paliza que le dio Alemania a Argentina. Esa mirada absorta explicaba mucho de la devoción de La Bestia Parda por la pelota y sus trayectorias.
Recuerdo esto a cuenta del repaso de los 234 goles de Messi en el Barça. Ocurre que Messi suma ya 23 tantos en que ha superado al portero con toques sutiles por arriba. Siete vaselinas y 16 picaditas (tal vez les parezca poco, bien, sepan que el Gran i Gloriós Capità suma ocho goles en toda su carrera y jamás, por supuesto, ha puesto en ninguno de ellos la menor delicadeza).
En su día decidimos bautizar como messinha a ese amago de chutar para descolocar al portero que La Bestia ejecuta a menudo antes de chutar a gol. En este foro enfermo acuñaremos también la messilina, un concepto que alude tanto a las vaselinas puras como a las picaditas simples. Todas al mismo saco: son messilinas y las queremos por igual.
Para mayor gozo, en este visionado he descubierto que hasta en cuatro ocasiones Messi se fue de defensas o porteros con messilinas justo antes de marcar. Conviene no olvidar que a La Bestia Parda le encanta ver los balones flotar.
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