Chut

Uno entre 300.000

2 abril , 2010





«Según los procesos estadísticos, si existe una mar de olas medias de nueve metros, entonces puede esperarse que una ola de cada 300.000 alcance una altura cuatro veces mayor, es decir, de 36 metros». El autor de esta frase fue L. Draper, del Instituto Oceanográfico Británico. Sin saberlo, cuantificaba la excepcionalidad del fenómeno Ibra.




 

 

Dicen de su comportamiento en el vestuario que «es una bomba». Sus tatuajes y su mirada, en efecto, no hablan de un ejemplar vecino. Muestran a un tío rencoroso y estupefacto que no se explica estar en un equipo donde él no es el número uno. ¿Es el número dos? ¿Acaso el tres, o el cuatro? De ahí su crisis, su ansia y su enfado con el mundo en los últimos tiempos.




 

 

De pronto se ha liberado y ha sacado su fútbol de artista. Un fútbol que devuelve a la actualidad la vieja cuestión de por qué Koeman o Rivaldo chutaban con tanta potencia cuando sus piernas no eran, ni por asomo, las más musculadas. La respuesta al enigma era inequívoca: el disparo no es fuerza, es técnica. Por eso Picassovictiene el golpeo más limpio y elegante que ha visto el Camp Nou desde Hagi. Ese golpeo sordo en que el balón se funde con su propia trayectoria.




 

 

Hasta final de año, su fuerza y talento deberían llevarle a anotar un buen puñado de goles y a levantar unos cuantos estadios. Quien espere ver en él a un ciudadano modélico, que espere sentado. Quien quiera criticarle, que se atenga a las consecuencias. Desde aquí un consejo: aparteu les criatures. Es uno entre 300.000 y anda cabreado.

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