Clásico

"Tampoco lo es menos"

17 noviembre , 2010

Mourinho-espera-Milan

No está claro del todo que Tolstoi fuera futbolero. Sobre todo teniendo en cuenta que cuando en 1863 en Inglaterra se fijaban las normas de este deporte él se dedicaba a escribir Los cosacos, y que para cuando murió, en 1910, ni siquiera se había disputado Mundial alguno. (En las tres ediciones de los Juegos Olímpicos que se produjeron estando el gran León con vida no participaría Rusia). Para mayor pena, se perdió a Yashin y a Blokhin en acción y a esa ruina postsoviética que fue el Espanyol de los rusos.

Convenimos pues que no queda claro que fuera futbolero, pero acudimos a él porque en una de sus grandes obras, Guerra y paz, recreó a Napoleón, que bien podría ser el Mourinho de su tiempo. ¿Y qué dice Tolstoi? Pues que era lo que para muchos ustedes es Bojan: un bluff, una exageración, un caso de idolatría injustificada:

«La ambición de Napoléon, la firmeza de Alejandro, los errores de la diplomacia (…) Es imposible saber qué vínculos tienen estas circunstancias con el hecho mismo del asesinato y la violencia. (…) Los actos de Napoleón o de Alejandro, sus palabras, de las cuales parecía que dependiera la realización de los acontecimientos, eran tan poco arbitrarios como la acción de cualquier soldado que fuera a la guerra por el capricho del destino o por el jornal».

Tolstoi aún irá más lejos:

«La dignidad humana me dice que cada uno de nosotros, si no es más grande que Napóleón, tampoco lo es menos».

Así las cosas, ¿cómo hay que recibir a ese tal Mourinho? Tolstoi ni se hubiera preocupado por el personaje, habría escrito sobre el azar, los grandes procesos históricos y quién sabe si tal vez sobre un raro capricho del destino llamado como él mismo: Leo.

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