El hombre

Referéndum

26 noviembre , 2012





«La mayoría de los actos que el hombre de las culturas arcaicas ejecuta no son, en su mente, sino la repetición de un gesto primordial ejecutado al principio de los tiempos por un ser divino o por una figura mítica»

Mircea Eliade
 

A mediados de los 90 fue la avioneta. Fascinados por aquel caviar llamado Romário, los niños del Barça celebraban cada gol correteando con los brazos extendidos. Cuando se acababa la década, en los patios de los colegios se tapaban la cara con la camiseta y agitaban los brazos como Rivaldo. Hoy los chavales no sabe quién fue Doña Celia, pero qué más da:  en la era Messi, los goles se celebran señalando al cielo con los dos índices.

Celebrar un gol, ya lo saben, es un
asunto serio. Es un momento íntimo que el goleador lega a su afición. Por eso las celebraciones no sólo pertenecen a los futbolistas, sino al pueblo. Y la feliz rutina de los grandes goleadores, su forma de celebrar, no debería alterarse así, sin previo aviso. Ustedes habrán sufrido alguna vez el horror que supone que la novia aparezca con un nuevo corte de pelo. Habrán contemplado con pesar que la receta de los canalones de la abuela cambia, o que de la noche al día nuestras sábanas tienen un nuevo olor por la aparición de un detergente innovador. En efecto, hay asuntos demasiado serios como para no comunicarlos. 

Como intuyen, estas líneas esconden un 
quejío: Leo, pregúntanos. Decidamos entre todos sobre nuestros pequeños instante de placer semanal. Hagamos un referéndum para ver si nos ponemos la muñeca en la frente desde hoy y por los siglos de los siglos. Permite, ante todo, que alejemos de tu insigne persona cualquier rastro de infamia. Ya sabes: tenemos derecho a decidir. 

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