Directiva

Breaking Bad

18 junio , 2013

Tito-2

Permitan que comience con una disculpa. A continuación les transmitiré una serie retales de Twitter,  rumorología variada y hechos ocurridos recientemente. No se queden con cada una de las siguientes maledicencias, pero retengan algo del tufo que desprenden.

1. Sandro y Zubi iban a viajar a New York a comunicar a Tito que no seguiría este año.
2. Al final, Zubi no hizo ese viaje. Bartomeu acompañó a Sandruscu y ambos pactaron con el técnico su continuidad. No sabemos el precio pagado. Sí sabemos de una capitulación: «A mí me dan una plantilla y yo la entreno».

3. Luis Enrique, que tenía que ser el sucesor de Tito, es vetado por parte de la plantilla. Teniendo en cuenta que es íntimo amigo de Puyol, la cosa es extraña.

4. No se renueva a parte del staff que ha participado del viaje a la gloria del último lustro. Por guardiolistas, claro.
5. Eusebio y Valentín, responsables de los apestosos fichajes de Interstardeporte, logran renovar otro año más. Ojo, lo logran después de que, supuestamente, Zubi amenazara a la directiva con dimitir si se los cargaban.
6. Según se dice, Zubi ha dejado de mandar y su continuidad aún no está asegurada.
7. La continuidad de Abidal fue decidida por votación a mano alzada.
8. Tito raja alegremente de Cruyff.
9. Valdés dice que oye, que sí, que al final sigue un año, a tope de motivación, claro.
10. En el último mes ha comenzado en distintos medios entregados al neonuñismo una sutil serie de palos a Messi.

No sé si alguna vez han oído de algo que se parezca más a una casa de putas que esta dirección deportiva. Es cierto que se ha fichado a Neymar y que eso es un éxito. Pero se ha hecho alcanzando una nueva cumbre de la opacidad que honra la mejor tradición del gaspartismo. Y ocurre que gestionar un vestuario es mucho más que fichar al mejor delantero que pilles.

Gestionar un vestuario es tener un criterio respecto a Thiago y al resto de posibles bajas. Es tener los fichajes cerrados en febrero, como se hacía en los buenos tiempos. El hecho de que aún no hayamos cerrado a un central es escandaloso viniendo de donde venimos, de encajar 70 goles y de ver a Song y Adriano jugando ahí. Pero ni hay fichaje ni hay criterio: Hummels, Thiago Silva, David Luiz, Mathieu… Que le echen huevos y suban a Lombán. O que apuesten por Andersson y Christanval, que a Gaspart también le fueron bien.

Y uno mira al palco y piensa en Sandruscu (Qatar y Ailanto), en los tentáculos de Vilarrubí y Faus, en la recuperada amistad con los Boixos Nois, en ese nuevo Casaus, en el obsceno discurso de Freixa. Sin embargo, la gran metáfora de esta junta está en el ínclito Javier Bordas. ¡Ah, qué señor excepcional! Observen su timeline y díganme si de verdad creen que a alguien le importa el fútbol en esa junta. No, hombre, no. Lo primero era desterrar cualquier atisbo de guardiolismo; lo segundo, darle a la máquina de hacer negocietes; lo tercero, ya saben, trae para acá ese canapé.

Así estamos. Nuestro entrenador sigue luchando contra una gravísima enfermedad y ésa no parece la situación más adecuada para imponer la fuerza que requiere la causa. El director deportivo, a su vez, ha quedado desapoderado. Y la plantilla, alucinada y disgustada ante lo que ve en sus jefes.

De Núñez aprendimos una dura lección: que un equipo débil equivale a un mayor poder del palco. Sandro tiene lo que quería.

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