Actitud

Carta de San Fútbol a los precipitados

13 diciembre , 2015

En el fútbol de primer nivel, dos cagadas consecutivas ante rivales inferiores pueden hundir cualquier proyecto. Eso le podría haber ocurrido al Barça. Tras su exhibición descomunal en el Bernabéu se sacó de encima a la Real y cerró noviembre con seis puntos de ventaja sobre La Banda y cuatro sobre un Atleti que a día de hoy no es rival. Fue una pena no escribirlo, pero la bruja de La Caverna esparció entonces unas vísceras y concluyó que el Barça era campeón. No de invierno, no: de Liga.

Pero ya lo vieron: en Mestalla un Barça negado arriba regaló dos puntos y ayer volvió la Mantequilla Mecánica para regalarle al Dépor otro empate. Uno se frustra y se cabrea y ve arruinado el fin de semana, pero consuélense: con esa defensa, con esa infamia de centrales, lo hemos ganado todo. En verdad se disfrutan más los éxitos pasados comprobando que Mascherano sabe lo mismo de cubrir espacios que de rellenar el programa PADRE. Vean qué exhibixión, qué Matrix se marcó para evitar el contacto del balón. Pues sí, amigos: con él en el campo ganamos la cuarta y la quinta Champions, no me dirán si el mundo no es maravilloso.

Si nos encuentran bienhumorados a pesar de estas cagadas es porque habríamos firmado llegar a rueda a enero y porque al final no es sino el fútbol, el viejo fútbol, el que impone uno de sus mandamientos: las Ligas se ganan en primavera y no en noviembre. Y si estamos de buen humor es porque esta semana viajamos a los libros de Historia, y la lección nos viene perfecta para afrontar un título tan grande que Stoichkov no lo levantó y Ronaldinho lo vio pasar de largo. El Mundial de Clubes, amigos, espera a la vuelta de la esquina y es momento justo para salir al balcón, aguzar el oído y escuchar el viento, que dice «respetarás a los argentinos» y añade «las finales hay que jugarlas, porque en un partido puede pasar de todo».

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