Cavernícola

Teníamos un plan

19 marzo , 2020

Nuestras ilusiones, interruptas, nuestros planes de dominación y venganza, hibernados, todo nuestro mundo infantil y salvaje, congelado. El mundo ha decidido que todos a casa, a esperar quién sabe qué. Ahora que el planeta nos recluye conviene recordar que somos animales sociales, que nos buscamos aunque sea para no decir nada, para pirarnos al minuto 70 sin decir adiós por no sé qué mal presagio. Somos sociales, hola qué tal te toco la oreja te doy un abrazo amago con la zurda con la derecha te abofeteo en el pecho no seas homófobo joder.

Y nada hay más sociable que nuestro deporte, un deporte de altos y bajos y gordos y flacos. Un deporte que de Ibra a Messi se abre a todo bicho viviente. Un deporte que se basa en tener una pelota y dársela al vecino, y pedírsela otra vez. A fuerza de pasar uno el vino y el pan, se pasa la mano, y dos manos que se aprietan son siempre una gran cosa. Es un deporte sociable y socialista, no se me escandalicen, así es, otro día les traigo la cita del plasta de Simon Critchley, no vayan ustedes a leerle, ni aunque esto dure mil años.

Éramos felices y no lo sabíamos. Y ahora nos han quitado la compañía y sin compañía no hay fútbol, esa gran juerga de Occidente. ¿Se dan cuenta de que igual nos perdemos tres meses de Messi a los 32 años? No hay pasta en el mundo para indemnizarnos por esta mierda. Nos hemos puesto volubles porque esta noche teníamos un plan y celebrábamos el agujero, otra noche será, aunque ya sabemos todos que las noches no vuelven.

Les cuento lo que habríamos hecho: habríamos increpado con la descarnada bilis futbolera al tito Flo, que en dos de los tres escenarios más probables ve cómo el Barça gana la Liga y nos queda la certeza de que vamos al tercero -año desierto: nuestros desvelos y nuestras furias y los furtivos momentos felices no valieron de nada, ocurrieron solo en sus cabezas-. Habría habido gestos obscenos y procacidades chungas dirigidas al infeliz de Manolas, y La Bestia Parda nos habría recordado que no hay ciudad en el mundo como Barcelona, que no hubo momento en la historia como éste.

Habríamos bebido y también eructado con escasa discreción, habríamos recordado la inagotable anécdota del llorar de risa instantáneo, habríamos constatado que el fútbol nos chifla porque nos recuerda que la vida es un carnaval absurdo y sin propósito. Éramos tan felices, con la pelotita de aquí para allá.

One Comment

You must be logged in to post a comment Login