Guardiola

Una semana para medirse

24 septiembre , 2008

En esta caverna creemos que Rijkaard, después de París, no fue más que un jinete apocado que no supo cambiar de caballo cuando reventó al que le había llevado a la gloria. Pensó que con lo que había le llegaba para ganar otra Liga, por lo menos, u otra Champions. Laporta, con sus datos de popularidad siempre actualizándose en su despacho, también lo pensó. Y los cálculos púberes de Laporta y nuestro Muy Budista Entrenador se equivocaron, pero por muy poquito.
Algunos aún no han olvidado que la Liga 2006-2007 se perdió por goal average contra un equipo menor pero moldeado por la fiera mandíbula de Capello. Aquel Barça fue el máximo goleador de la Liga y el menos goleado, y logró el hito de no ganar el título pese a empatar con la misma banda que hoy entrena Schuster: faltó un solo y raquítico punto. Punto que perdieron contra el Betis, en el minuto 89, o contra el Espanyol, en la noche más negra desde Atenas, con el tiempo cumplido.
En la semana en que Gijón vio a un Barça voraz, tocador y con instinto asesino, ha querido el calendario que nadie lance las campanas al vuelo y sencillamente nos limitemos a medir a este equipo comparándolo con el de Rijkaard: en sus últimos dos años, el Barça sólo ganó una vez al Betis en cuatro partidos, en los dos últimos años, el Espanyol ejerció de bestia demoníaca, de cancerbero tricéfalo e imbatible.
A Rijkaard no le gustaba comparar a sus equipos -a menudo habría salido ganando- pero eso es lo mejor que puede hacer el barcelonismo esta semana: medir qué son capaces de hacer los chavales de Guardiola, cerrar los ojos y jugar a la quiromancia y tratar de augurar de qué seremos capaces en abril y mayo, cuando de verdad un partido puede engrosar un palmarés o convertirse en una derrota que será recordada para siempre como la que nos costó un título.

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